lunes, 24 de abril de 2017

LOS LUNES DE GRIS FACHADA / Poesía de José Ignacio Restrepo


AL BAJAR


Hay plomo en la saliva
cuando intentas tus verbos,
disparados con pulso huyendo hacia adelante,
periodista con fe sin amo que lo ciña,
ni atuendo policía que le prediga el triunfo.
Hay fuego en mis silencios que pregonan felinos
el desastre alabado de todos esforzados
que hará feliz a pocos con brazos sin cansancio,
los mismos que ponderan la libre democracia,
mientras cáscaras caen de huevos moribundos
estallados al piso verbal de las aceras.

Hay pólvora encajada en heridas sangrantes
de manos, pies, de ojos
que miran hacia adentro,
verdadera hemorragia de lentas procesiones
que nadie suele ver si va en un cuerpo ajeno...
Mientras bulle el rencor dejado en una esquina
pegado en el poliester de una prenda tirada
por alguien que va lejos corriendo desclavado
con su torso desnudo, infesto en cicatrices,
delinquido sin culpa por pardas emociones,
agónico de sueños, tardío de proezas,
un torso que ha llegado ufano de la guerra
y ya no quiere ser de un humano perdido,
o un sordo mentiroso, o un mudo parlanchín,
y menos de un sereno que ha perdido los ojos
por ir mirando cosas
que aporreaban el alma...

Hay manchas en la mesa donde comen las aves
que a diario me acompañan sin coserme a reproches,
ellas caminan francas, dóciles a mis manos
aunque no tienen nada, ni les he puesto nombre...
solo unidas a mi por harina de pan,
por ese poco de agua que les sirvo sin falta
y por esa palabra libre de males adheridos
que acaricia el plumaje y bendice su canto,
y en ecos se devuelve con versos
por cumplidos.


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

No hay comentarios:

Publicar un comentario