lunes, 12 de septiembre de 2016

Y PEGAR LOS EXTREMOS DEL LISTÓN / Poesía de José Ignacio Restrepo



A RENGLÓN SEGUIDO


Vacío el vaso,
en el hervor calmado, redimido,
de lo que queda justo por hacer,
sombras chinescas,
el juego de las manos,
y claro está de la mente que se canta
por ser el puente, el credo, la palabra,
el niño moro que avisa de las guerras
y se entretiene cantando las arengas,
y las lisonjas, las odas a la luna,
porque aprendió a leer,
a componer 
sus versos delicados
en las líneas de ignotas partituras,
allí el quehacer le espera con ternura
sin un rencor,
sin los tajos precisos y sapientes
que deja entre el pecho que respira
ese pesar sin tasa, auto infligido,
por no llegar unas noches a la casa,
por elegir entre pieles aún sin nombre,
la fe para dormir y despertar,
el lugar de la siembra y de la poda,
la era del reproche juvenil
en la testa canosa...

¿Qué queda...
del gasto de los días
y las noches?
Qué va a quedar viajero...
El polvo en la extrañada celosía
que dejaba pasar la vista rancia
de la otrora sonora poesía
para que se posara entre las cosas
que veía allá afuera...
la mano que detesta estar nerviosa
y sin nada que hacer,
ve como la turba se apodera
- las arrugas creídas y sinceras -
sin que mane el decir diestro y certero 
de un justo pensamiento epistolario,
con la propia reseña adolorida
del paso por el mundo y por la vida,
su marca sobre mapa
en la siempre bienamada
travesía...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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