lunes, 29 de febrero de 2016

CON LA DAGA EN LA ESPALDA / Poesía de José Ignacio Restrepo



ESPANTO


Sin el sueño de regir
ni el deseo de seguir siendo regido
en este alvéolo de opacidades neutras
donde tengo la fe
aun
de poder llenar otra cantimplora,
roer mi muérdago avaro,
sentir la luz
reptando sin remedio en mi mano,
voy yendo allá
por un poco de lastre en compromiso
mientras salvo el deseo de decir
en esta peña ahíta de hielo
resbaladiza, riesgosa, inimputable
donde vine a yacer antes de ayer
y me despierto frío
con veranos recuerdos
fenecidos en mi,
hoy por la tarde...

Bardas de asalto por niños derribadas
mientras fungían como pálidos soldados,
energúmena estampa,
les llaman a los dueños refugiados
solo porque van a pie
y huyen
con las dagas clavadas a su espalda,
mendigando lo diáfano de un día,
lo oscuro en su aldabón portátil
forrado en macramé mojado
y asilado ya como ellos
en los silentes y tímidos latidos
que suenan en sus pechos
con olor a tilo.

Las mascotas quedaron allá,
en la casa grande de los buenos recuerdos,
el mapa huye de los ojos que lagrimean
y un feroz orgullo
aquí ahora,
brota de la buhardilla como hermano medio
impidiendo que duerma,
instándome con gritos inaudibles
a que cuente en mi saliva otra vez,
cómo lucha la vida
para no ser bagazo de la muerte
en Grecia, en Macedonia, en Francia,
en la Guajira,
para no ser más semen confundido
o llanto de bebés estrangulados
en naciones unidas...
que espanto,
nunca hubo humanidad
han sido cuentos,
para no temer a la muerte
que una y otra vez
cual cuidador prosélito
nos tiende la mano...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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miércoles, 17 de febrero de 2016

ESLABONES.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


- CANTO VIEJO -


El no filado verso,
el verso cansado,
el que no guarda algún eco inesperado,
ese que trae en si cien vericuetos
y suena a celofán bien arrugado,
ese quiero...
Que sea en apariencia jorobado,
resto de la cosecha, un viejo mosto
escondido de la luz tras la letrina,
que todos saben bien es un socorro
cuando no puedes ir a la cantina...
Verso de quintaesencia inentendido,
inexplicadamente concluido
antes de haber logrado en un pasaje
el verdadero sentido de su viaje,
como has osado irte
tantas veces
si te llevo en la piel ya recosido,
en ese bies del alma infranqueado
por volutas de viento o por aromas
venidos de otro infame
ser humano...

Como osas llegar sin un aviso
para quedarte en medio de este canto,
cuya meta era decirte bienvenido,
te he guardado agua para el baño,
y como buen guardián de barcos viejos
que tiene entre su hacer de calafate
poner nuevo lo viejo,
te doy gracias precisas, oportunas,
por no olvidar mi casa y mi breviario,
y recordar que habita mucho polvo
en los cuartos sin luz, solos, vacíos,
y que no llegan solos como tú
esos vientos vencidos,
contadores de cuentos hechos miel
de la parte preñada del camino...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright ©

lunes, 15 de febrero de 2016

TACTO DE FE / Poesía de José Ignacio Restrepo


ÚLTIMO VERSO



Solo si el aldabón parte la puerta
podré saber qué verbo nace y muere
en la reja que más parece boca
porque es cálida y dice
y cuando algo le ofende y está adentro
simplemente lo sube y lo trasboca...
Ventanas fieles somos a los vientos
mientras de lejos vengan
y prometan al joder un bucle
que no es para quedarse que aquí llegan,
pues las pardas escaleras o disgustan,
como los hábitos ingenuos de escudar
lo que llevamos vivo y por guardar
para llegar a muertos...

No amamos como aman otros deudos
que desdicen de su turbia libertad
sino que vamos altos, desclavados,
ofendemos, pecamos, golpeamos,
incumplimos promesas repetidas
ante almas amigas,
y caemos
incluso en mala forma sobre el otro,
sacando sangre del que tanto amamos
esté ansioso, o leal,
incluso siempre 
que lea alguna bola de cristal
y crea descubrir la pertenencia
de ese dios hecho de carne
y de inocencia...

Pero somos amados qué más da...
del rito que entre llamas se sostiene
y que nada distinto purifica
sino el deseo fiel de conceder
eso y más al que llegue de siguiente,
yo podría sin más bien repetiros
como en pira que nunca se consume
los cien versos más lindos...
pero opto por uno que al final
rompe todas las fuentes del oído
en es ella quien lo escucha
o en mí fuero si lo digo con los ojos...
me doy...
llegaste amor,
te necesito...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 9 de febrero de 2016

EN UN JUEGO DE DADOS.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


MAL DÍA



Y entonces un mal día
ponemos fin al extraño contubernio
que unía nuestro paso a la palabra,
sin razón para el raro menoscabo
del contrato que nunca fue firmado,
ni puesto en el papel,
ni hecho con sangre,
solo ibas atado a su fragor,
a su dulzura infame muchas veces
como algún comensal que siempre lleva
cosidos con cordel a su cadera
cuchara, cuchillo y tenedor
por si aparece en frente un restaurante...

De su presencia ávida y frecuente
quedan razones varias y preguntas
que ante mis ojos hoy se multiplican
por su chata ausencia y resquemor,
así como nutríais antes de hoy
me causáis hambre si veo tal silencio
y como soy de la vida embajador
no quiero repeler los fundamentos,
que ayer pusieron luz entre mis ojos
y motivos de más para buscar
lo que tenga de amor
alguna piel...

Entonces en mal día os confiero
pasaporte de huida sin regreso,
que para hacer silencio tengo el mío
bastante, suficiente, adolorido...
Búsquense otro poeta malherido
que les ruegue una purga y luego muerte
en tanto las abraza con locura,
yo de otras virtuosas arrogancias
tengo llenas y cerradas mil estancias,
como para tener que construir
alcobas donde quepan las ya dichas
y célibes pasillos alumbrados
para poner las otras,
que no acabo
de gentilmente ver en un lugar
y luego repetir si las recuerdo...
este otro placer de no decir
tiene rara virtud y otro sustento
que en otra blanca y tenue superficie
si me es oportuno y a vosotros
habré de revelaros suavemente
entre pálidas luces de mi aliento...


  JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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