miércoles, 22 de julio de 2015

DIEZ SEGUNDOS...POCA SANGRE...YA / Poesía de José Ignacio Restrepo


SANGRE
 
Sacar las manos del fuego
que antes de hoy alimenté con brasa viva
y luego apagar, apagarlo en turbia agua
para que nunca más queme la piel
o los ojos o el cuerpo hospitalario,
y corra sin final el manantial
donde solo las yemas
se metían,
y los ojos mentían hacia adentro
porque no les dolía ver andar
ese dolor de los otros,
la maquila,
el trabajo impagado
de hombre esclavo
que nunca penitencia pagaría
para poder lograr su libertad,
esa gracia perdida de volar...

Me asomo a la ventana 
y me escurre de arriba sangre en gotas,
es igual a la mía su color, 
su consistencia afín,
igual diría...
y miro, son cortados pensamientos
que escaparon de mi y están colgados
como presos que ya lo dieron todo
a este mustio sistema
de oro muerto,
están fríos y yertos allí arriba
colgando de la nuca larga y necia
con sus bocas abiertas y sin dientes...
pero mi sangre en ellos aún gotea,
y me cae en las manos
y en los ojos
probando que está viva
aquí en mi mente...
igual veo pasar gente en la acera
con sus hijos y los hijos de sus hijos
chorreando su sangre ya sin pena
con tal de poner pan entre sus bocas
y parecerse a todos...
Ya no temen callar de ojos afuera
o siquiera soslayar con boca abierta
la mentira que ven,
y la que sufren,
que igual que mi quietud en el portal
ya debiera cual loca
ir corriendo...
Gritando con la boca muy abierta,
estos locos nos quieren acabar,
desde el alma al pellejo,
nos sacan el trabajo, no nos pagan,
nos meten entre el miedo las mentiras
y en las letras de pan algo de aire,
para que completemos
otro día...
Otro día de sangre,
virulento,
otro día este andamio carcomido
la base, la tracción, el monumento,
eso llamado hombre,  pura sangre,
legión de lo mejor
y de lo infame...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 14 de julio de 2015

EL TIERNO Y EL FEROZ DICEN DE VOS.../ Poesía de José Ignacio Restrepo



DOS AMANTES 


Disertaciones de sangrada llaga
cuando está ya curada 
y vestida para nuevos infortunios, 
la nueva piel que tiene un gris color
espera el rosa que bien la recuerda
y la uña se posa como fiel vecina 
a lado y lado de la recién nacida
y la rasca a la más breve piquiña, 
pidiéndole a la hormiga que pasa 
saltar para medir la carne,
tomar vuelo en el vientre 
sobre el azar de su cóncavo sueño,
que partió del Ecuador inmenso
de su ombligo improbado
para otra vez caer sobre su espalda...
Ah, interregnos conocidos, 
la lumbre del poeta 
une nombres, caras, ríos 
y sale en punto aparte de su mapa, 
dejándola sin piel ardiendo sobre el mío...
y luego la socorre
como haría un vagabundo con un perro
presintiendo la augusta compañía
a cambio de paciencia y vela...
pero comete el error del deseoso
que ve los fines que tapan los principios,
y en el precoz tallado de su piel
a punta de ojo con la mano lista
despierta al juego
ese cuerpo de placer,
que entonces fiel se acuerda de un compás ajeno
uno que espera a una hora de camino,
y tras que dormitó sin prisa ahora corre 
para llegar como pábilo nuevo
a esa llama diversa,
a ese otro ritmo,
con los ojos pintados y otro nuevo traje,
dispuesto a que lo miren,
lo arruguen y lo quiten
para atrapar la flor con sus pétalos intactos
serena y penitente
ante el amado ultraje...



JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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domingo, 12 de julio de 2015

COMPRENDER EL TIEMPO / Poesía de José Ignacio Restrepo


 
LATIDO


Y verte refugiada 
entre mi cielo y el piso
copándolo todo y nada al mismo tiempo,
reunida en esta hora
por la unión de todos tus fragmentos
olorosa a milagro, 
maloliente por pasar 
tanto tiempo en mi ausencia,
mientras tejí mis días de este azar
que nos convoca hoy
en este lienzo,
en medio de este fresco dilatado
donde somos y no somos,
quietos 
mientras miramos el encuentro
de las manos, las bocas, los ideales,
las tibias y no culpables
soledades...

Y ahí tendida
esperando que te tome,
renunciada a lo tuyo sin motivo,
o mejor poseída y como nueva
porque tienes por fin todo motivo
entendido como luz que se descubre
con la sed del que llega y te ha tomado
se te ha marchado
el pudor y la vergüenza,
como si nunca hubieran sido tuyos...
ha llegado por fin la sed perpetua,
y de la no mirada ante el espejo
te ha encontrado completa y completada
 tomada de esta luz y esta mirada,
tan nueva que no tiene catecismo,
en el arpegio que brota
a toda hora
del fulgor innacido y consecuente
de la mirada que tengo
y que no tengo...

Que broma mal contada
majestad,
esta de comprender tan buen regalo,
envuelto entre minutos y segundos,
esta magia del día corto y cruel,
que me calla y luego me repite,
no te prendes, amor,
que solo es hoy
este fresco inaplazable del amor
que al siguiente momento
puede irse...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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martes, 7 de julio de 2015

UN DÍA SIN NOCHE / Poesía de José Ignacio Restrepo


NO SOMOS PALABRAS
 
 
 De esa palabra de perdido fuero
dolida de si misma por cobarde,
que se echa atrás debiendo ir adelante
no le perdono ni sus míseras vocales
ni esas rítmicas y llenas consonantes
que sirven de puente para cosas no hechas,
para momentos de ácida premura
que no pueden llevarnos más allá,
pero tampoco nos llevan más acá,
pues tolerante suele ser aquel
que impropiamente se niega a destacar
que le pica la piel si ella le pica,
que la luz del jardín de su vecino
en los ojos le da, justo en los ojos
cuando se va a dormir generalmente
cansado hasta los grumos de la sangre...
Y aunque ponga de más otra cortina
la luz es una de esas de piscina
y le llega tan densa, tan directa,
que descubre en su piel anochecida
al pobre intolerante que lo habita...
Veinte días con sus veinte noches,
y tras averiguar marca y demás
descubre que el fanal dura mil horas
y tiene garantía si se rompe...
Entonces la palabra tolerancia
se quiebra allí en su alcoba por pedazos,
y luego toma el bate, piensa bien,
debe poder dormir hay que apagarlo...
Su buena educación lo sigue cerca,
unos pasos atrás pues se averguenza...
cuando llega a la puerta toma aire
descubre que es un monstruo intolerante
ahí
sin
siquiera
preguntar,
dos pasos atrás,
uno adelante...
vecino qué desea
y luego tassssssssssssssss...
 

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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