miércoles, 27 de mayo de 2015

GUARDAR LAS HORCAS / Poesía de José Ignacio Restrepo


SIN CIELO

Destacamento de feos cuasimodos
que por calles abiertas y cornisas
persiguen la huella augusta de mi paso,
ese llamado delirio,
que constituye mi labor más fiel,
mi condominio
y también mi baño...
Los veo aterrizar sobre el jardín
revolcándolo todo,
inseminando de pavor y fin
cada semilla puesta, cada árbol,
con su tren de sonoras carcajadas
y blasfemias continuas,
que bendicen lo muerto tantas veces
sobre todo lo vivo
sin pesar...
y paso correteando este recinto,
cruzo ráudamente este salón,
llego hasta mi cuarto como un loco,
y me meto en el closet
donde tengo,
en secreto mi viejo Stradivarius,
- arma para lograr apaciguar
 a esos viles cuaternarios -
toco las cuerdas con el corto arco
y miro por la hendija
en un segundo...
veo como sin defensa explotan
los soldados del mal, los de la muerte,
se convierten en polvo sutilmente
cuando encallan como polen viejo
en las sábanas de mi propia cama,
duendes pequeños que no tienen voz
a los que yo acaricio
tiernamente...

Luego voy a la cuerda y la desanudo
del travezaño ignaro y mal sufriente,
no basta intentar que me suicide...
el poeta tiene un pacto de azucenas,
siembra flores en el sitio de la muerte
y visita a los muertos
sin premura...
ellos cuentan sinceros y explayados
el motivo de su honra
y su pesar,
y yo leo en sus ojos atristados
que llegaron ayer a este lugar
por no tener su fino Stradivarius
para alejar a esos soldados rasos,
que vienen con la muerte
entre sus brazos
para colgarla amante de tu cuello,
y que pierdas el aire, la batalla,
y el amor
y el último resuello,
y el vigor de querer seguir viviendo,
y salir por la tarde o en la noche
en busca de algún cielo
aunque no tenga color, 
aunque carezca de dulce o de destello...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 20 de mayo de 2015

TODOS ORAN AL CERRAR LOS OJOS / Poesía de José Ignacio Restrepo



LAS HORAS RAÍDAS
 
 
Por las noches despiertas
pasadas en mi propia compañía
sin mirar el reloj de la salita,
y menos el que cuelga en la cocina,
brindo dos tragos viejos de aguardiente,
uno por las que pasaron
en su fila,
y el otro por las que vienen,
las que llegan,
quizá hoy me sorprenda cuando duermas 
con todo tu cansancio
de cobija y de cama,
y yo ande midiendo este lugar
cuyo dueño o dueña desconozco,
en mis sandalias prudentes de escritor,
buscando lo caído,
lo perdido,
en mi extraviado y excelso pundonor
por ser uno de esos
que ante el frío
no va y busca calor...

Por las que lleguen nobles y sin tema
en mitad de la bruma,
y el no hacer,
brindo con el olor de la botella
y el deseo de hacer ahora mismo
la más tierna y absurda borrachera
de que hubiera noticia,
que de ayer no llega el preferido
dolor de siniestrados y confusos,
a poseerme todo por pedido,
entonces solo queda bendecir
porque llegue esta noche
un sueño entero
que me deje estilando en otra playa,
para pedir mañana
noblemente
una noche de pardas elocuencias
que lleguen de visita
y me dejen ileso
y sin herida
lo que queda de pecho
entre mi mente,
latiendo sin agravio allí en la cama...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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viernes, 15 de mayo de 2015

CON UN NAIPE MARCADO / Poesía de José Ignacio Restrepo


LA CARTA GANADORA
 
 
Pongo la carta que me queda
sobre el tapete verde
que es hoy la parda mesa,
y el encanto se rompe
pues yo gano...
suena allí sobre el alto tocador
el timbre precursor
de ese gitano,
que es tu viejo reloj despertador,
al último que miras y al primero
que das todos los días,
los buenos malos días un saludo
cuando arrancas temprano a trabajar,
mientras quedo profundo en nuestra cama,
pues yo no me despierto
sino hasta que el sol ha levantado
y está helado tu lado
de la cama...

Estos viernes de cartas,
con nuestras risas aliadas del recuerdo
y algún poco de escarcha
que no puede llegar a frío hielo
habría que sacarlos del menú...
son tajadas de pan con gris atún
y gaseosa pues se ha acabado el vino,
es la hora de fines y remates
con nudos por hacer en cualquier parte,
y el cansancio en tus ojos
y en los míos,
porque es tarde y toca madrugar...
habría que dormir en el jardín
en la carpa que hace años se ha perdido,
para mirar caer alguna estrella
y encontrar lo tuyo entre lo mío...
se calienta la cama
pero el frío,
está arriando deseos en los huesos
mientras pego dos besos en tu piel
transportada ya hasta el quehacer
que el alba te pondrá como gris noria
en tu ir a laborar
como en un juego...

Mañana
cuando el sol esté ya alto
y helado esté tu lado de la cama...


 JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 12 de mayo de 2015

NO ESPERES POR ELLA / Poesía de José Ignacio Restrepo



PARCAS HAY...


No nombrarás a la muerte 
si la ves sentada y a la espera
mirándote desde alguna esquina, 
escribiendo para ti 
el renglón de la última frontera...
No templarás el alma 
para que se caliente el agua adentro de ella, 
cuando un volcán ya la tiene redimida, 
desde el fin del principio, 
 que es tu suerte,
tu suerte de perder ganando lides
que no puedes ver pero suplicas,
afanando su pie para llegar
a tiempo a tu hangar de lenta idea,
allí donde detienes pensamientos 
para poder llegar a las ideas...
Pero válgame dios, 
has como puedas!!!
Crucifícate justo, cansa al alma 
de preguntar mañanas que no llegan,
y suplir lo que falta sin que sea
a tu máquina pieza necesaria
mientras bajas la guardia,
el helio que te quema igual se gasta,
y no podrás ver su fin, ni su principio,
pero temes que pase,
temes que ocurra aquello que imaginas
porque la magia que esconde en el sombrero
el conejo que buscan,
podría vivir sin soles y sin lunas,
pero acaso sin ella
vos no puedes,
sin la magia de ella,
ni atarte bien atados los cordones,
y te pones medias diferentes
si piensas que algo falla,
y la ves sobre el brillo del espejo
regándote la sal por donde pasas,
para que llegues completo
al día esperado...
y no con los ojos en las manos,
de miedo de mirarla,
mirándote rendida
para ti...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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jueves, 7 de mayo de 2015

UN HIMNO A LA LABOR / Poesía de José Ignacio Restrepo



 CANTO A SUS SIENES DE PLATA
 (  A los poetas y sus íntimos desconocidos )



Desnudada la fatídica competencia 
por dar sentido a la suma de los instantes, 
acordonando al tiempo transcurrido 
bajo la máscara de porvenires ignaros, 
traes contigo como pan y como agua
 la poesía de lo benigno y de lo humano 
y a tientas casi
ya estás a nuestro lado, 
a tientas entre el sentir y el silenciar,
para llorar la insuficiencia del que lee
en la suma tarea de hacer cambios...
Esos secretos sublimes escondidos y hallados 
entre fortuitos agujeros del asfalto, 
están tan bien escritos en tus versos de hoy,
que parecen más bien caleidoscopios 
otorgando su magnífica luz, 
y dejando caer algunas lágrimas 
nativas e indulgentes, de verdad,
que nuestras limpias pupilas ya avizoran
desde ayer, amigo, sin hurgar en tu alma,
la razón es vital, desconocida
 que tú traigas en la mano y entrevista
esa cima, ese llano al que mirar e ir
cuando como ahora mismo se contraen,
los ojos del que lee
en las letras escritas hoy o ayer...
A tu amparo poeta y el de tu voz
sinseramente escrita, de sufriente,
gentes de toda tierra secretean,
se dan fuerte las manos
y el abrazo,
otorgan sus favores y regresan
por esa condición de ser humanos,
que en sitios diferentes
escasea,
no dejes de saldar tu cuenta muerta
de reescribir lo dicho en otras partes
con tu boca de viejo estradivarius,
aunque duela de reglas este mundo
y nos someta tanto,
nunca cierres tu puerta o tu ventana,
que por ahí entramos
los poetas en busca de virtud
y los otros humanos solitarios,
atados a los nudillos
de tus manos...

 
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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viernes, 1 de mayo de 2015

CRUCIGRAMA DE HOJAS VERDISECAS / Poesía de José Ignacio Restrepo



 MUSA Y REGENTE



Sí mientras tanto el aliento, 
venido desde los años 
contados por impares al restar
ese postrero par que tanto falta,
donde la madre fue bolsa, puerta y gozne, 
salvándonos de toda enfermedad
incubada o escondida entre la cuna
pues sabía que incluso por nosotros
que íbamos con mugre en nuestras manos
vendrían pestes, iras y jorobas,
aun somos solo críos transeuntes, 
mirando desleirse todo
sin acertar a entrar de nuevo al yugo 
o a volar con hierros absurdos hacia el cielo...
Hecho de costillas y atafagos
que me sobraban de sumas anteriores
 viaja cantante ese náufrago que soy, 
ese, que ha muerto muchas veces, 
y que con las manos quebradas hace vida, 
otros ven que hago azules y blancas letanías, 
resquebrajadas mórulas de escarcha
que juntas me permiten indagar 
el porqué de los hielos extendidos
y tu nombre grabado sobre ellos,
cincelado doliente desde siempre...
Ah, 
el nunca destilándose en la bruma,
que la ventana no puede tapar, 
mientras hacen las nubes de goletas hundidas, 
más allá del encelado firmamento, 
donde corría, allí...en la baja mar...
¿Ves por qué no es posible despertar, 
atado como voy a tu cabello?
 Undívagos los gestos de tus manos 
que llegan hasta mi alma que implorante, 
se rige por las leyes que irrespetas,
de lejos tu rostro se sonríe,
parece simplemente que olvidó 
cómo pedir de nuevo diestros besos 
sucedidos en la vieja periferia, 
para bajar al astral, 
ingobernable, 
pozo del rojo y del eterno instante
donde aun somos la musa y su regente...

 
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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