MIENTRAS DESPIERTO
Saldos durmiendo
con rala y vieja lumbre
mientras a solas me tiendo en la baldosa,
cobros sin regla
de hartas mansedumbres
pintados de todos los colores,
ordenados por grito o ignorancia,
por fechas, por cómicos valores,
por lugares de uso o por tinglados,
como esas cosas que duermen
en cajones,
llenos ya de recuerdos insalvables,
con rostros que gritan sus silencios
y de paso tus herrumbres urgentes
de pasados que fueron importantes,
donde lástimas ajadas rememoran,
documentos de temas que recuerdo
pero ya no comprendo...
Tengo calor de estigmas revividos,
lozas que veo y escondo en parpadeos,
a centímetros ahora, luego a metros,
con mis soldadas penas
que las cubren...
y yo les quito el polvo, limpio,
para después solamente respirar
y madurar sin prisa, nuevamente,
el eco oportuno de tu nombre,
cada letra de el,
el silencio proclive a tu existencia,
los recuerdos que avivan
si te llamo, si te callo después,
en la rutina diaria
de emerger...
En la trampa de toda disidencia
que no es más que una huida sin destino,
descubro que está intacto
el alfeizar
donde acomodo mis codos
casi a diario...
algunos cagajones de palomas
donde rizados trinos de viajeras
han quedado atascados,
como yo,
que libero de mi a cada frontera,
a cada rastro excesivo de mi voz
cuando veo pasados porvenires...
Los ritos lisonjeros de las aves
que no puedo guardar entre mi piel
acomodo en mis ojos,
como sinceros y laxos aforismos
para leer y sentir
disimulado,
ese día, no hoy,
en cualquier lado
cuando descubra que ya no tengo cuerpo,
que no tengo tiránicos trabajos
que llevar a cabo con mi voz
sin mi sueño pesado por goleta
y tu muelle feliz
por bella meta...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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