sábado, 4 de octubre de 2014

Y ENTRE EL MAR HAY UN CIELO / Poesía de José Ignacio Restrepo



VOCES VIAJERAS

 
Y encargar las palabras,
mandar traer al mar los azules vocablos
que den nueva inocencia a mis silencios,
conventuales y densos,
iniciales,
que bogan en su abúlica potencia
convergieno en serenos espirales,
que parecen nombrando en mi dedal
una pobre llovizna lacerante,
de enamorado lejano,
al que todo lo erigido se ha caído
y de claro ha tornado
no sé cómo,
en tejido sin bies, crepuscular,
que da miedo el solo conocerlo,
no se diga mojarlo
o deshacerlo...

Pongo de nuevo sellos al silencio,
lo arropo,
lo rebrujo, lo enmascaro,
hago chanzas con el,
de momento le invito a jugar dados,
yo le gano, y luego en el me pierdo,
amándolo,
por éso, porque puedo,
le mando en esta rúbrica de miedo
una inocente mirada a mis palabras,
no las dejo,
las amo, las reprocho,
dejo trazas de mi sobre sus sombras,
y las convierto sobre el mar
en mil alondras,
para que vuelen al sur desconocido
y vuelvan hechas de azares y de trinos,
a enseñarme
cómo se ama al cielo
si este calla,
qué beso da mejor la boca amiga,
que no avicen en ecos
las palabras,
si se rompe en misión reconocida
y se abre de nuevo generoso
para hacer ambrosías y geranios
en los mozos aromas renovados,
que en la voz del poeta
se regresan,
sin un mapa de ayuda
solo viajando en el a dónde
de sus dudas...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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