CIRUGÍA
Un
Aramis más joven que tú misma
desenvaina su hoja y sobre ti,
hurga con lo que sabe a mano
alzada...
deja que haga círculos, caminos,
la ola al final irá hasta la
ensenada,
y este puerto que es muelle hilvanará,
realidades y sueños, ya
mañana...
Enferma entras dormida a este lugar
reteñido de blanco, blanco hueso,
no sabes si en virtud lo lograrán
y detendrán la runa del infierno,
que ha estado suspendida en tu cabeza,
desde el día fraterno en que naciste
y te tomaron otros de los pies,
para hacer que algo de aire te habitara
y pequeña tu boca, les gritara,
- ya está, ya dejen de joder,
¿no saben que es ganar a una mujer
si no es dándole palmadas en las nalgas? -
Es cáncer, está algo detenido...
no parece crecer ni hacer hijitos,
tu cara parecía de una muerta
y le dijiste, ya...sin conocerlo...
sáquelo de una vez...y se rieron,
pues no eran tan amigos todavía,
usted es una guerrera, puedo olerlo,
lo va a vencer, de éso estoy seguro...
Y ahora estás dormida y él despierto,
mirándote la testa ya cortada,
imaginando que esto ya es pasado,
que te encuentra en el parque, en el mercado,
que le muestras los niños y le cuentas
que son los frutos bellos más amados
de ese matrimonio que acabó
riñendo como locos y gritando
dos años atrás en un juzgado...
Te mira con amor, el cirujano,
y te dice, que sos una guerrera
que vas a superarlo de su mano,
entrenada para dar mágica vida
si algo más o algo menos la amenaza,
mientras vuelve un poco la cabeza
alli está, quieta y respetuosa
esa muerte cobriza a la que mira,
sentada en la esquina
de tu cama...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©