SEGUNDO TEOREMA
No hay peor legionario
que aquel que ha olvidado ya qué busca,
qué ordenanza libera su premura,
cuál hedor pudre lentamente
el oro de su ajado fundamento...
No hay guerra más lenta que la interna,
que de horas solitarias se acompaña,
y se nutre de sus nadas y sus glorias,
ni mejor brega hallada que la propia
de afables horas reina conocida,
y mucama de tercios que no llegan,
con su oferta de pan que no se enfría
y su cara bonita que es pintura...
No hay agreste camino que se acabe
con el lance peor en cama amiga,
más bien vamos templando dura horquilla,
mientras hacemos preguntas a la noche,
¿dejaremos la seña del derroche
para tornar si estamos algo solos?
¿O mejor lanzaremos solo un soplo
para que sea el destino el que dirima,
si gastarán de nuevo nuestros pasos
su búsqueda gentil, o ya remisa,
en el polvo cernido del santuario,
donde no hubo concilio ni hubo misa?
Con solo el sacrosanto abecedario
recorriéndose en ambos por los ojos,
prueba de que puede ser palacio
el más hondo y bestial de los rastrojos,
si yacen abrazados dos que se amen,
disertando silencios, miel sublime,
para hallar el amor y la pasión,
en el arte de su nueva devoción,
que es el puente que une lo que gime...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©
que aquel que ha olvidado ya qué busca,
qué ordenanza libera su premura,
cuál hedor pudre lentamente
el oro de su ajado fundamento...
No hay guerra más lenta que la interna,
que de horas solitarias se acompaña,
y se nutre de sus nadas y sus glorias,
ni mejor brega hallada que la propia
de afables horas reina conocida,
y mucama de tercios que no llegan,
con su oferta de pan que no se enfría
y su cara bonita que es pintura...
No hay agreste camino que se acabe
con el lance peor en cama amiga,
más bien vamos templando dura horquilla,
mientras hacemos preguntas a la noche,
¿dejaremos la seña del derroche
para tornar si estamos algo solos?
¿O mejor lanzaremos solo un soplo
para que sea el destino el que dirima,
si gastarán de nuevo nuestros pasos
su búsqueda gentil, o ya remisa,
en el polvo cernido del santuario,
donde no hubo concilio ni hubo misa?
Con solo el sacrosanto abecedario
recorriéndose en ambos por los ojos,
prueba de que puede ser palacio
el más hondo y bestial de los rastrojos,
si yacen abrazados dos que se amen,
disertando silencios, miel sublime,
para hallar el amor y la pasión,
en el arte de su nueva devoción,
que es el puente que une lo que gime...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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