viernes, 24 de enero de 2014

DE CIEGOS Y OTROS VIDENTES / Poesía de José Ignacio Restrepo



ESOS ROSTROS AMABLES


Lazarillo de sentimientos nobles
injustamente perdidos en la niebla,
que entran a medianoche sin permiso
por este pecho cohibido
que hace sin saber de tragaluz,
con su impronta de señales perdidas o adiestradas,
en portales ajenos o en miradas distantes,
no temas ordenar un poco mi coraje
que culpa sin ya culpa a las idas o muertas,
y levanta el cerrojo oxidado en la puerta,
para éstas sin color ni nombre conocido,
ni olor en la cobija, ni pelo en el drenaje,
llegando con su brillo que ha huido de otra parte...
De ciegos que no dicen lo poco que ya ven
se llena el terraplén los viernes por la tarde,
la noche los embiste con su escasa poesía
rozándoles la cara que resguarda asideros,
para manos cansadas de idilios con lunares,
y recuerdos parejos para dar y tomar,
por eso puedes verlos compartiendo la ruta
sonriéndose de gratis con los ojos hablantes,
retándose a trazar caminos jubilados
que puedan regalar juventudes sinceras...
Y solo dura horas el sentido atributo,
son viernes retenidos en veredas pasadas,
suelen atravesarse en las calles y parques,
y los toman sin ver de sus pechos dispuestos,
ay, pecho lazarillo,
también tú puedes verlos,
tú que coges mi mano y me libras del frío,
tú que sabes de amar
y también del olvido...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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