sábado, 30 de noviembre de 2013

LA COLONIA DE EROS / Poesía de José Ignacio Restrepo


AL TACTO


Emergimiento,
aquel forjado entre la piedra, tarde,
pulido por la mente y el aliento,
para la piel temprano si mal siente,
o si estandartes lleva mal grabados
por alicientes e papel o duelo
para signar el paso de la muerte,
el primero, el postrero,
el intermedio
si no tiene más queja que el saber
qué se hace con él
cuando alguien llega,
con los ojos tan llenos de querer,
mientras vigila al otro...
Carne golosa,
partida entre dos cuerpos,
línea que une lo que yace solo
atareada  en divulgarse a solas,
con las voces de hiel y propaganda
que la hace parecer nueva y hermosa,
aunque regente el dúctil, manifiesto,
paso invaluable en rezos de la horas,
letanías de solo una palabra,
carne del placer bandera,
mapa que corrompe las fronteras
donde el nombre no es el quehacer,
y las manos derriban cualquier gozo,
para lograr el ácido y siguiente
placer que no se llama
y solo duerme...
 
 
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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jueves, 28 de noviembre de 2013

LOS REMANSOS SECOS / Poesía de José Ignacio Restrepo


DERRAMADAS


Derramada tu sal dejas un rastro
cayendo de la mesa justo al suelo,
después grano por grano corre al viento
mientras siguen ardores fieles turbios
pasos bien para adentro, pueblo adentro,
como aquellos que nacían en la boca
de la voz de algún mar entrelazados
o en las olas precoces cuando al alba
rumorosas pasiones prometía,
llegarían sin más tan solo al irse,
o esos divinos sueños que ya saben 
que es el fin cuando alguien les musita
sean felices que ya se lo merecen...
Sales como bromuros incendiarios,
como áspides fogosas reclinadas,
en la senda impartida ante el destino
con el solo y filial criterio amigo,
que está por entregarse por amar,
y por sufrir después acto seguido,
tomar cada remedo de placer
y romperlo sin más contra el espejo,
sin desprecio interino de la risa
que suban desde allí del escenario,
lacrar fuego en la frase que predica 
que no es aún quien luego incumple
y ya tiene grabada en la pared
con lineas muy pequeñas de algún lápiz
los días que faltó, que faltará,
con la única rúbrica creible
de que no está la pieza necesaria,
esa simple y metódica sonrisa
que no puede brotar al natural,
en los dientes cariados hace tiempo
por la excesiva azúcar restregada,
que la sal de la vida no esperaba...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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sábado, 23 de noviembre de 2013

DETÉN LOS ALTAVOCES / Poesía de José Ignacio Restrepo

RUISEÑOR


Con el aval de un libro taciturno
donde dejó sutiles ronroneos
mi gato bartolero,
recupero mi duda por leer
y el pálido saludo reaparece,
frente al vasto panel de la ventana
donde alguien me llama...
Es azul, 
el migrante que no halla su comida
dejada con silbidos cada tarde, 
voy por ella, la traigo, la coloco,
es inútil, se ha ido...
Con su imagen tocando el vidrio alto,
me marcho a las esferas de lo simple,
 penetro en ese oscuro terraplén
rumbo al feroz edén
 de mi futuro...
No estás tú,
ya te extraño, te dejé,
las planas mil sonrisas que me diste
rondan el alfeizar de mi pasado,
y en el cojín que ampara mi cabeza
veo tu dulce de fresa empegotado,
como saliva de niño no lavada,
y recuerdo alabanzas a mi encanto
que dabas con tus ojos largamente,
las breves y las largas,
y esas otras
configurando besos delicados,
cada uno distinto al anterior,
cada uno viajando como líder
a la historia que apenas
cesa hoy...
Miro la tapa, la foto, el epigrama
donde narra el autor sus datos ciertos,
luego pregunto en voz alta
quién soy yo,
y sin más, sin peligro me respondo,
el verso de hoy yo soy,
y el de mañana,
soy el canto, la fuga, la explosión,
la palabra nacida aunque precoz
y la mejor de todas, bien pensada,
así esté errada por poco trabajo,
ese soy, el que canta con motivos
y en la tarde con el día ya vencido
pidiendo su comida prometida,
toca incesantemente
en la ventana,
y espera poder sin duda regresar
con su palabra filial
en la mañana...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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jueves, 21 de noviembre de 2013

EVIDENCIAS NO FALTAN, MI SEÑOR / Poesía de José Ignacio Restrepo

 
 
QUEJAS


Soltar la manos,
palmotearlas,
aplaudir al aire
como si justo de eso se tratara 
con tal de no incubar dolores nuevos,
que tengan su existencia
puesta en duda,
por la similitud con otros viejos,
disidentes del tiempo e inclusive,
perdidos entre el fuego y la trifulca
que llenan de aspereza nuestra vida,
y que son prometidos en la cuna
cuando un extraño cubierto en una bata
sin preguntar a nadie, majadero,
sobre el níveo rostro del bebé
vierte un agua fría, largamente,
con motivo dudoso y no explicado
que se siente como aguda cachetada
en esa piel tan nueva...

Quitar de las muñecas ese lazo
que amarra resistencias sedentarias,
ellas quieren quedarse y resistir,
quieren tener por casa nuestro hogar,
se niegan a perderse en el vacío,
en los días que pasan y al oído 
suplican por quedarse,
por dormir en tu cama,
no morir,
pues tú las convenciste de que son
tus rameras sentidas,
que en tu  pecho un lugar ya se merecen,
y ataduras con cuerdas renovadas,
y claves que no entienda la otra gente
para poder hablarles,
y tocarlas,
y sobarles el lomo tan crecido
que cada una tiene,
cuando no haya quien te mortifique
ellas, tuyas, lo harán,
es la ley del perfecto resentido,
con sus putas al hombro rezongando
sobre este mundo herido,
que precisa de pan,
y pare cada minuto otro quejido...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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lunes, 18 de noviembre de 2013

REALEZA VARADA / Poesía de José Ignacio Restrepo


RASTROS DEL FIN
 

Si otra gnóstica nueva nos trajera
respuestas comprensibles a las cosas
que engendran nuestras iras más sutiles,
por no pender de cuerdas y engranajes
que se puedan atar muy bien al cuello,
para luego poder sin más lanzarse
con la suerte del fatuo o el tarado,
que se matan dos veces de una vez,
al quedar bien colgados de la nuca,
y luego repartidos sin piedad
sobre la loza gris-roja de afuera
o el cemento más duro del zaguán...
Si pegaran carteles que indicaran
los días de salida y de llegada,
de esos invaluables pensamientos
que pasan raudamente cada tanto,
sin dejar algun rastro de su luz
un gran sonido, doble, en lo posible,
y que rezan por ser tan prohibidos
y al mismo tiempo ser tan necesarios...
Pero no hay aviso recto para éso,
solo destellos hay de lo ocurrido,
flamas de piel pegada con cerillos
marcas profusas en las yemas de los dedos,
sin fecha, sin deudor, ni domicilio...
Cascada que antes fue pobre riachuelo,
gozos que se volvieron atenuantes,
motivos de vivir que se olvidaron,
lastres durmiendo siestas sobre el cesped,
donde pasa tu voz gruñendo a solas
después de recorrer toda la casa,
buscándote, sin dar con ese rastro
que desde ayer dejaste sin querer
y ahora está mudo ardiendo 
a tu costado...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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sábado, 16 de noviembre de 2013

HOLLY WOODS QUE SE ESTALLAN / Poesía de José Ignacio Restrepo

 
INFIERNO


Que el tiempo se vaya, entonces,
que se esconda, 
bajo alfombras de azulgris polvoriento, 
y se fugue después por las ventanas, 
con su gemido atroz, 
da cuenta vos, 
dejándonos aturdidos, malgeniados,
ataviados acaso por milagro...
de momentos eternos...
Los vemos, los sufrimos, los gozamos,
instantes que nos llegan cual regalo
para después marcharse
sin permiso pedir, solo salir,
por la primera puerta que encontraron,
y seguimos sus pasos,
salimos para ver a dónde iban
o bien verlos partir a la memoria,
y entonces vimos todos
 a esos conos puntiagudos que amenazan 
con caer desde abajo para arriba, 
edificios que tapan hasta el sol,
aceras que respiran vahos tristes,
putas que se lamentan, luego ríen,
mendigos que recitan,
perros,
es todo lo que hay dijo cualquiera
y yo iba a murmurar no puede ser,
pero es verdad
se nos cae a pedazos
el sueño de que fuera algo mejor,
acaso una maniobra, qué se yo,
no,
 miro destejarse a los tejados,
a los arados quedarse sin semilla,
y los mares subir,
al hielo irse,
océanos febriles, enconados,
rondando las ciudades del turismo,
podría hasta reír si no llorara...
Horizontes sin pan, 
ojos que ni miran, 
almas que de lo quietas no espavilan, 
es la muerte que llega a este infierno, 
hay clientes 
contemplando en cada esquina,
y un poeta
que llora por momentos,
tendido como niño,
su rostro ya cansado interrogando
el sucio y desabrido pavimento... 


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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jueves, 14 de noviembre de 2013

LOS QUE DEJARON SU SITIO / Poesía de José Ignacio Restrepo


 
HISTÓRICO


Lenta grafía la del agua tibia
que cae ensimismada por la torre,
la adornan todos los verbos nunca dichos
por habitantes serenos y viriles,
que se perdieron de estos aposentos
sin un adiós que explicara algo o nada,
sobre lo que vendria si se iban,
gotea triste por áridas ventanas
 oscureciendo el día con mil ramas,
creciendo en pretenciosas plantas
con nombres importados del latín
que no querré conocer...
El muro ha adquirido potestad
mientras el tiempo pasaba,
todos los años perdidos y los otros
los que soñó regresando a esta casa
y el dolor de su historia corpulenta
en cada muerto ladrillo,
y las risas atrapadas de los niños
que crecieron dolientes y perplejos
 esperando luchar en una guerra
que de regreso trajera alguna cosa,
y se fueron con ella,
y todo esto murió cuando supieron
que no tenían a nadie que volviera,
ni sendos huesos frontales,
ni una tibia,
que les dejara tocar un poco el agua
bajando algo templada de la torre,
como en los días en que todos habitaban
este lugar de fianzas sin pagar
con veinte deudas dejadas al olvido,
que desde allá me mira taciturno
mientras yo nada le digo...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 12 de noviembre de 2013

LAS EDADES DOLOROSAS / Poesía de José Ignacio Restrepo


 
HEREDAD


Torcidos palos 
avisando en secas ramas,
donde tajos en rojo aún palpitan,
de aceradas y serviles hojas blancas
pero no de las que caen y se mudan,
sino de otras enterradas hace tiepo
que yacen olvidadas, solas,
con sus filos rojizos y herrumbrados
de cortar tanta mano, tanto rostro,
por devenidas cuentas inventadas,
de gente que cayó muerta, enterrada,
y al lado de estos árboles torcidos
halló su duermevela para siempre,
bajo grama callada...
Y los vientos mestizos
ahuyando deberes y pesares,
bajando por el río y los linderos
sin tumbar una lápida de verdes,
ni pedir de la réplica algún nombre
que relate algún cuento,
niegue enjundias,
desbarate otro plan que manifiesto
pretenda dibujar senderos, mapas,
herencias de comienzo amortajadas,
cambiando la misión y haciendo historia,
con los rostros de muertos boca arriba,
viento muerto de esencias combativas
que le cuente a la noche de algún día,
como tantos quedaron sin latido,
con el pecho callado y sin su voz,
cual si fueran cuatreros por ser solo
campesinos del alba hasta la noche
con su recua de chinos atascados,
en la vera callada, solitaria
preguntando por su padre hoy otra vez
cuando la luna ajena llena mira
esa vega entre verde y repelada...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 5 de noviembre de 2013

PERDER PARA SEGUIR / Poesía de José Ignacio Restrepo



FALLIDO


De todas 
la más horrible de las mofas
es aquella que no podemos dar
a los actos de esforzado arrojo
que sin testigos nos han salido mal
no podernos reír ahora mismo
de los fallidos hechos del pasado
y tener ante la piel que conservar
el cariño insensato por aquello
que soñamos tener y no pudimos
como si de antesala aún tuviera
ese sueño permiso escarapela
para poder llegar a nuestra vida
por la puerta de atrás
o la cocina

Enmiendas curas viejas ablaciones,
cuerpos que se dañaron luxaciones
por querer poseer lo imposeible 
por querer adecuar a nuestro ego
ese otro que abrasa entre destellos
nuestra ideal verdad o nuestro mundo
y solo es un crisol como otros muchos
donde se queman miles de deseos
que ansían la belleza con su dueña
o la charla perfecta con los ojos
que tienen ese rostro de poceta
y su voz que parece andar cantando
hasta cuando calumnia o cuando dice 
llegué
y sabes que es solo una emoción
bien aprendida que a ti justo esperaba
como lo hicieron otros que pensaron
que ella era la justa la mejor
la más bella que había
la única que podía ser querida

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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sábado, 2 de noviembre de 2013

DE MUCHOS, MAL DE MUCHOS / Poesía de José Ignacio Restrepo


CONTRA EL SUELO



Mano aventada al aire como sable
con la mística misión de hallar la mosca
para darle por fin su lección pura
que ni un segundo dure por lo exacta
por ser vital final al sacro instante
¿Qué no somos nosotros
como esos insectos voladores
empeñados en la diaria subsistencia
contra manos y brazos que nos buscan
para abatir la férrea voluntad
que contra ellas y otras oponemos
para dar en cada minuto como sea
la mejor o peor de las peleas?
Golpeada y sincera reciedumbre
que después de hoy no sirve para nada
alaba nuestra sangre la oleda
antes de bien salir por nueva herida
que emergió en nuestro cuerpo con un golpe
sin mal porque es hacer éso justamente
lo que hace la vida sobre todos
su fría y personal naturaleza
como en nosotros sentir
que como insectos volamos
por único y forzado fundamento

  JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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