jueves, 30 de mayo de 2013

NO SE DUERMEN LAS LETRAS / Poesía de José Ignacio Restrepo



A ESA VISITA


Incluso la seducción vespertina 
que emerge de mis letras, 
casadas con mis propósitos como hadas, 
tiene en la cansina tarde 
ese aliento a brújulas pesadas, 
a mares que se salen de los mapas, 
a cuajadas trampas, 
de inconmovible tránsito demiurgo
en mi propia jaula abierta hace decenios...
Incluso mis tareas más precisas, 
carecen de ese síntoma inefable, 
la caricia vedada por constante 
de esa furiosa prisa de la maga...
Ah, ella huyó en una fecha ya olvidada, 
con mi legión de nenúfares en vuelo, 
y eso hace que yo pesadamente 
ante la negra noche que se acerca, 
dirima sin pecado mi bostezo...
Y avalé las arenas ya mojadas,
con sus letras pintadas y cobardes 
tras la función sin público y muy larga, 
y los extendidos orines de elefantes, 
metáforas con alas por orejas
y trompas donde duermen alcabalas,
que con hambre de vida en esta carpa,
como los lentos decires que no se oyen
por cansancio se hacen los dormidos...
a la sombra de la luna que los sigue, 
a dónde vayan, por benditos o por ruines...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 29 de mayo de 2013

A LOS AFECTOS QUE VIAJARON / Poesía de José Ignacio Restrepo



PASAJERO


Y en medio de decires y diretes, 
el alma en alcabalas desasida, 
prudente ya tiraba a corrompida, 
en el ánimo sincero de no serte, 
y que digan después que consabida, 
por fuerza de habitarte aunque sin verte, 
no se aprendió tu rostro en media vida...
Doce cebas atrás yo te decía
que el aquelarre abusa por sincero,
todo te quiero por boca de mujer
que dura igual que el fuego en el papel,
y tantas veces tener es solo muestra
de concordar deseos de distintos,
como si en mano fuera cicatriz,
causada por la hoz en una tirada...
Nácar brilla y vale la mirada,
oro pesa y no es la luz que alumbre,
pasos llegan y eso no supone
que tengas afortunada dirección,
ni ferviente lección dentro en tu alma...
Doce cebas atrás te tuve entera,
desordenando carnes, gozos, fueros,
y no puedo decir si nos quisimos,
nos querremos después o nos queremos,
el ahora es como un yugo suburbano
aterido de ritos desabridos,
la mitad los hacemos con la mano,
y la otra como papel secante,
se llora por los ojos sin licencia,
a una hora infeliz e inesperada,
cuando mires tu mano y el pañuelo,
y la humedad atada a su tejido,
preguntada en dolores o fragmentos,
te responda sin voz,
que nada pasa...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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lunes, 27 de mayo de 2013

SOLO OROPELES / Poesía de José Ignacio Restrepo


JUSTAMENTE


Serenamente ajena
me mira desde adentro y celestina,
la letra que de ayer anda excluida
por mi fe de preservarla de ella misma,
de su afán de decir sea a su sombra
lo que sea que traiga
allí en su bolsa,
que yo sabía llena de sus dichos sabios,
pero también ahíta de silencios,
que se esconden en su fondo
ya hace tiempo...
La letra convencida me recuerda
que su puerta y la mía son la misma,
deplora mi desgano anochecido,
lamenta que mi espalda aún humana
adolezca de los vuelos tanta pena,
claro, la divisa en ese lance
un tanto es sin duda dolorosa,
y los ojos desasidos de lo ido,
ya no tienen jardines en sus iris,
sino guerras transidas y elocuencia,
daños no bien ornados de respuesta,
beneficios birlados,
robos largos,
de todos los que corren como a ciegas
huyendo de no saben qué castigo,
que el poeta ya sabe se remedia,
con perdones pedir cerca del agua,
y el llanto procurar bajo la luna
para escuchar de luces viejas, obvias,
la tarea que hacer para mañana...
Tiene harto cansancio el verbo angosto,
y se canta la vida justo enfrente,
el poeta desliza una palabra,
le confiere carácter de erotismo,
la regala en brevísimos grafismos
al que acerque la mano para hallarla,
dedica este trabajo que no enmienda
ningún dolor ajeno o esperanza,
a las vísceras de otros que se alleguen
a esta vecindad pobre, rabiosa,
incluída a su esposa
la diciente sin sombra
y fiel palabra...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 21 de mayo de 2013

VID QUE CALMA MI SED / Poesía de José Ignacio Restrepo



DECIR MUJER


Esa resaca de voces 
sobre el cuerpo de la amada, 
que tornan como oleaje sobre playa conocida, 
como risco adiestrado para pie receloso,
que envíe ecos previos de sutileza agreste
diciéndole qué es, y será nuevamente
tu voz su himno inmenso para cantarle a ella
que así de enamorada sigue mansa y cohibida, 
resonando vivaz con el vigor previsto
de la alborada larga, salvaje y extendida 
sobre el muelle que espera fijo y reluctante
la llegada del aire que la sabe rendida...

Como pintura que hablara lo mezquino tiempo, 
con la voz encajada en rotos pedernales, 
con cirios enhebrados en capullos cernidos,
que brillan sin poder apagarse de día
en lajas que subieran garlando por el río,
la llevas anudada a tu piel y tu canto,
desde que fuera todo silencio y esperanza,
desde ese tiempo largo que nos tuvo en la lista
porque éramos las ceibas de un bosque que nacía,
 que hoy lleva nuestros pasos 
desde el sur hasta el norte...

Tu voz lleva su risa enjalmada en selene,
el brillo que le llega pausado en extravíos
se oye enteramente como copas que saltan
a encontrar frente al piso sus nuevas teorías,
mirarla ensancha el gozo que creías perdido,
nos dota de esperanzas ante su infancia plena,
cómo pueden las ansias pecar y perdonarse,
cómo puede su pan ser solo mío y suyo,
si sé que es alazán de praderas y valles,
la sé de oro valioso en cualquier equipaje...
Eso tiene el amor, podría regalarla,
de hecho lo hago hoy y en cada poesía,
sé que la pueden ver, casi tocar, sentirla,
a través de mis letras
que son la vida mía...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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A LA PASIÓN QUE ASOMBRA / Poesía de José Ignacio Restrepo


A ESA MUJER


Entre mis falsas costillas
llevo clara la huella de su pie,
que anida en cada sombra
al lado de cada árbol levantado
de esa tierra de níveos asombros,
que está lejos de aquí,
a miles de oleajes deseados...
Entre mis ojos parientes,
incitantes,
que desde esas nadas latidas
miran todo,
supliendo a su silencio de engranajes,
advierto ahora mismo, hoy,
de algún modo,
esa gigante falta que me hace
su arrobado mirar,
su larga cuerda,
el reflujo fatal de sabio adviento
que venía de cada cosa hablada,
de cada nicho de luz,
atado,
y que no puedo olvidar aunque quisiera,
de su saber hacer palabras nuevas
soy su potro domado...
Entre las manos la llevo
cada hora,
cada día de mi hacer historia,
cargada, levantada, amada, lista,
para servir al concepto de hermosura
como elemental conserje y leviatán,
igual puedo decir de mejor forma
que la llevo en el pecho entreverada,
sin causar menoscabo ni dolor inmenso,
ataviando de belleza el corazón
que doma en mi la vida
cada instante,
esa mujer que es joya y es rigor,
sin la que no me voy a alguna parte,
donde guíen mis pies necesidad,
esa mujer bendita y sin igual
merendero perfecto de mi vida,
ella sabe quién es,
ya por favor,
no quieran ir a darle
la noticia...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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domingo, 19 de mayo de 2013

PUEDO CONTAR, SIN VER / Poesía de José Ignacio Restrepo


BALANCES


Melodías calladas
o que están tras el silencio haciendo cola,
pendientes de serenas antiguallas
que ante el día caído hacen memoria...
Las ventanas, los quicios solariegos,
las ancianas y despintadas azoteas
que me recuerdan eso,
precisamente éso, mi querida,
que cada paso dado supo hacer
con la luz escindida trazos firmes,
y tiene de la piel, incorregible,
la maestría exacta del momento,
en mi mente asentada cada cosa
hizo su siembra inmensa, resoluta,
la vendimia que cruel pregunta ahora
si hay fiel fundamento para eso,
en ir tal lejamente para hacer
un camino similar en el regreso...

Certeras incubadas melodías
que cantan a la sierra desde el llano,
tu nombre vence el viento que musita,
sobre el color del pelo y otras justas,
puedo oír sintomáticas carencias
en el vuelo inmediato y es seguro,
que mañana al caer de la afonía,
me encuentre con tu ser peinando un bucle,
del siguiente pretérito de instantes,
que nos miran a ambos mansamente,
como dando solícita la idea
de que no es en volar que se hacen sueños,
ni en mascullar la ira defensora,
la vida ya al nacer tiene su hora,
de fatídica errancia prometida,
y el titilar ameno de una estrella,
avisa de su muerte a gran distancia,
y también de la nuestra,
esa certera, amigable, inexperta,
ejercitante plena
y esperada...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 14 de mayo de 2013

GAJES DE LA CITY / Poesía de José Ignacio Restrepo


2 PM


Adyacente a la sombra que te advierte
el canto aquilatado del peligro,
se cuelga de tu saco y tu sortija,
 cerca de tu risa hasta situarse,
donde sea que no se le sorprenda
más remedio no tiene que parar,
pasa raudo el auto que no mira,
corre aquel asaltante disparando,
 del edificio cae un piano en exclusiva,
todo avisa que corren los asuntos
más aprisa que el máximo sentido,
mientras un Gil tranquilo e implorando,
repta contra la casa para guardar así la vida,
preguntándose qué diablos pasa aquí.

Con una voz y unos ojos que mendigan
que todos piensen dos veces para actuar,
el implorante mira a todas partes,
y simplemente de nuevo se sorprende,
la gente va, igual que si no hubiera
un triste infierno en derredor girando,
conversan, cantan, preguntan de la tele,
halan al perro que allí deja sus heces,
justo en el cruce el choque mata un niño,
hace un segundo hacía un acto de circo,
nadie levanta al crío que al asfalto
le ha dado un golpe con sus pequeños dientes.

¿Qué voy a hacer?
 pregunta el que pregunta,
mientras se mira en la gigante pantalla,
no sabe que allí donde modula,
oculta está una cámara que observa,
todo lo que le pase por el frente,
acecha el mundo, en actitud imberbe,
y ahora él crecido, gigantesco,
en la pantalla inmensa de ese cruce
se ve llorando, rezando, como loco,
mientras solo él se mira
como si fuera un ilegal
estreptococo... 

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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domingo, 12 de mayo de 2013

...ES MEJOR HACERLO A SOLAS... / Poesía de José Ignacio Restrepo


PESCA NOCTURNA


Echar la red con fuerza
en el oscuro y dispuesto mar del tiempo,
echarla sobre el aire
con la suprema y tibia gentileza
del que apenas espera que regrese
en el segundo en que hale nuevamente
carencia que se llena y vuelve ilesa,
colmada de recuerdos,
ataviada 
de cosas insufribles,
idas, muertas,
pero también brillantes en seguida
como si fueran sabia cofradía
que te llama de lejos,
vocifera,
para entregarte vivos y dispuestos
los alijos de instantes reverentes,
perplejamente atados a los otros,
esos que llevan moho,
llevan cardos,
te punzan si los miras de reojo
pero es mejor de frente
y sin anteojos,
aunque te dejen llanto.

Recoges con dilecta fortaleza,
ves los rasgos del tiempo
allí asomando,
por milagro se salen un momento
y regresan a la red que les pusiste,
unos lucen ajenos, repelentes,
traen sellos de gente ya olvidada,
otros son de autoría inmaculada
y se lanzan con solo divisarte,
los recibes igual que si llegara
un hijo de la guerra
herido y triste,
y les das la mejor de tus sonrisas,
antes de retirar ese cordel,
que te ata al presente
y luego a ellos,
dejando sumergir la red intacta,
para que elementalmente dormiten,
en el fondo del tiempo
como antes,
con sus velos, ajustes, cicatrices,
y sus llamadas largas,
 titilantes,
para que abras el alma
y los levantes...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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viernes, 10 de mayo de 2013

CUENTO HACIA ATRÁS, Y LUEGO ME DEVUELVO / Poesía de José Ignacio Restrepo



ESOS VALORES


Cuando parece mi voz la que se alza, 
a manos llenas, camorrera y triste 
desde este altar escrito por mi mano, 
el mundo entonces reconoce mi silencio, 
la dimensión de su repulsa me ilumina, 
y depongo el deseo de llegar, 
para latir ante ese árido armisticio
de lo descrito por su numen reflejado...
Por eso también escribo dócilmente, 
llamado por ilusorios porvenires, 
hago al amor en su redil escaso, 
un pálido sembrado de jazmines, 
y lo rodeo de piedras que resalten, 
el valor sin regreso del segundo...
Cuando el sosiego solamente me adereza
se me vuelve en las manos transparentes
una moneda apenas, un billete,
para efectuar el sólido intercambio
de las horas por días aliciente,
entonces puedo darte nuevamente
cantos como rezongos, teogonías,
puentes para habitar almas partidas,
demenciales llamados a mis crías,
las palabras uncidas a silencios,
material de mi guerra puente adentro.


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 8 de mayo de 2013

A VECES ORAR... / Poesía de José Ignacio Restrepo



CASCABELES 
SOLAMENTE


Abajo,
beben los animales
en la acequia forjada llena de agua,
y arriba las palomas alucinan
por el sol que miran
de dilecta forma,
dan vueltas incompletas, anchas,
y nos enseñan a decir ningún problema,
cuando repiten con pasitos cortos,
sobre ese suelo sembrado
de coronas.

Tengo atados mis pies,
sangradas las yemas de mis manos,
tanto inmenso trabajo por hacer
que solo puedo con palabras
decir mío,
y entre tanto longevas esperanzas
bajan al río a beber el agua mía,
para traerla a mi boca,
sedentaria.

Abajo,
rojizas garzas tejen sobre el agua
milenarios milagros mientras miran,
sendas estampas,
tejidas en rutinas,
que nadie ve, digo,
si enceguecen
su maniática versión de la belleza,
cómo decirles, dios, 
que vean bien...

Cómo recuperar la esplendidez
de retratar los peces no comerlos,
de entre mirar los cielos
que nos cubren,
para evitar morir en fetideces
que provocamos todos,
por la incapaz aplicación tan diaria,
de reptar cuando las alas
impulsaban,
nuestros hombros al sereno
firmamento...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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lunes, 6 de mayo de 2013

EL SUEÑO MECE... / Poesía de José Ignacio Restrepo


EN MAGIA ARDIENTE


¿De qué alimenta sus ojos el que ve
este friso enclavado en mi alma arriba,
columnatas vencidas, rotas, altas,
donde hacen nido longevas aves raras,
de qué revira su estoico y perdido
reclamo fuerte que tiempla un alarido,
cada que yo levanto los cerrojos,
rompo las bulas, aplazo mis silencios,
para que el tenue el sentido se corone
como jumento de pesos ilusorios,
en tanto propios, no ajenos,
solo míos?

Y qué regresas sintáctico a la suerte
al poder verte en mi charco reflejado,
junto a tu arado dormido las semillas,
que no sembramos, no viste, se secaron,
tienes las manos como yo llenas de arena,
cortadas, ácidas, plantadas de quimeras,
y temes todo, agotado frente al sueño,
tus ojos míos, ardiéndole al sereno,
repto si ayer llegas, te vas o si mañana,
todas las guerras libradas dan alcance,
a tus solemne misión de andar vacío,
igual que hace con lo erróneo 
mi espíritu.

Y entonces, dime,
en qué te me parezco,
cuál arduo honor atado a una blasfemia
que recordaste de ayer como ofensiva,
 traes en alto como fogata que no asombra,
yo soy tu piel, en ambos ha nacido
esa pregunta flameada de armisticio,
y son tus manos las mías forastero,
tarde descubres que tú eres mi reflejo
entrando al lago donde duermen cisnes,
que han esperado chasquearas con tus dedos
para saber que el lago que dormía,
merced al lienzo amor, azul  del agua,
que reclamaba de antes su oleaje,
me despertó en los brazos de la amada
que preparaba entre sueños
mi equipaje...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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jueves, 2 de mayo de 2013

UNO MÁS O DOS MENOS / Poesía de José Ignacio Restrepo


PREBENDA


...y otra vez los pasos
a mitad del zaguán
entre la puerta del dormitorio 
y la cocina,
el perro facultado para estar
como amigo incesante
cada paso gemelo,
como sombra perplejo,
en mi lugar,
el día que se lanza sin decoro
entre los pálidos destellos
 del reloj,
y mi insomnio tenaz
pegado a todo,
donde miro él está,
hace rato le dimos pasaporte
para ser uno más,
ahora es noble,
sin su arista que se mofa
de lo mío,
este sitio sería un cruel lugar,
él me brinda respuestas
inclementes
para asuntos en el día
 concebidos,
no lo llamo mi amigo por respeto,
él merece una guerra sacrosanta,
yo las hallo y las traigo
a su presencia,
a su muda elocuencia necesaria,
y él les pasa revista
mientras presa mi piel
de la urticaria,
busca acoso en mis uñas y en mis dedos,
portadores de ánimo y consuelo
y de medianas ácidas sinceras,
sin nombre en mi carnal extravagancia,
herederas del casi por el todo,
y de ese poco de sueño
que a lo último vence
mi retozo...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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