domingo, 25 de marzo de 2012

VER LA VENTANA DE MI ALMA, ABAJO... / Poesía de José Ignacio Restrepo

BRONCE DE QUEJAS

Minato Mirai Sunset

Suena algún espadachín
que a esta hora tardía o temprana
según se vuelva de perder
el todo que pensaste nada,
y es solo la escudilla del que pide
un leproso de sus ires y venires,
que no esconde sus penas ni las calla,
solo explora otro destino impune,
que no tiene de él recuerdos digitales,
y lo roza sin fe por todas partes,
como ramera que logra el doctorado
por convenir con niños
la virtud de su ávido trabajo,
a las diez de cualquier día feriado
en la mitad del parque que visitan
todos los que han quedado divorciados,
por el deseo insípido de hacer
lo que hacían antes de casados.

Vaga elocuencia del que pide
tocando la orquesta de sus cobres,
la piel amarillenta testifica
que evita simplemente la comida,
la boca de la envidia sueña todo
lo que podría tragar en un momento,
las manos tiemblan mucho antes de tiempo
pero recuerdan el uso de cubiertos,
un mantel del que cuelgan sobras buenas
que los perros observan sin ambages,
igual que ellos pintamos nuestras noches
pues somos como animales abrazados
que se percatan de su pobre vida,
en la acera del frente espíritus raros
deambulan rompiendo sus camisas,
y al cruzar para probar si no hay espejos
descubrimos que éramos nosotros,
muertos vamos en vida sin amparo,
esperando la comida tibia
que se caiga sin fe
de cualquier mano.


JOSÉ IGNACIO RESTREPO

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4 comentarios:

  1. Eso, exactamente eso somos, seres que van del timbo al tambo... Algunas veces con la memoria poerdida, Esperando la bienaventuranza de aquel que quizá desde siempre nos vio desnudos... ¡Como realmente somos...!
    ¡Caramba.! Casi no consigo tu blog.. Extrañaba leer verdadera literatura... Abrazos maestro...!

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    1. Y yo, tu voz de amigable aliento...Saludos desde mi corazón, envigadeño...Abrazos Leo..

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  2. El lado oscuro del alma se parece ciertamente a una perrera, donde el hambre y orfandad campan a sus anchas porque a oscuras, no se suele ver nada. Convengo entonces contigo en estas letras, pero solo un instante tan fugaz, que no llega la lágrima al suelo, prendo la luz y entiendo que tiene tu mano la única cornucopia de la tengo contrastado conocimiento, que el hambre en tu caso, no puede ser nunca tuya, puede ser acaso hambre de ti como la que yo siento cuando estoy a oscuras... abrazos de luz, luz.

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    1. Ese momento vital del desencanto, donde lastrados habitamos esos sitios, perreras, latifundios solos, cárceles dejadas por todos, manchas de óxido donde somos minúsculos islotes, es ya para mí una vacación, pues como dices tu, nada de eso soy...Pero, cuántos que vagan sin hallarse, en medio del hacer se encuentran, conmigo visitando esos lugares, raudamente, cuidando de no perder la vida por tentar a hallarla... Celebro, que nos veamos a la luz en medio incluso de estas gestas pardas, que a veces tiran a quedarse a oscuras...Abrazos Carmen...

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