domingo, 4 de marzo de 2012

COMO EN REINO DE CERA.../ Poema de José Ignacio Restrepo

SERENO AQUELARRE


Preguntan sin querer
las ramas más altas de los árboles,
dejadas al azar las requeridas
palabras que se caen,
volantes como rimas,
de poemas que nadie lee a nadie,
en mitad de la tarde avejentada
por la prisa arcipreste de las horas
que llaman a la noche,
para contarle del afán
sin motivo ni fin
de la jornada

Grises flotan,
las hojas de pistilos ya partidos,
de nervaduras tenues y valientes,
que incapaces de nombrar su origen
van trillando la calle de las huestes,
trabajadores de bruma occipital,
de ojos como humus
y alma campirana
- que sin campo -
se preguntan cada año
cuatro veces,
como quedarse muerto
en mitad de la siesta

Ornados los balcones,
de castilletes semejantes a presidios,
salvajes alboradas y circenses
que muestran colores improbables
en cuerpos que aunque vivos arden,
dejan saber que azara la apariencia
y el honor es prestado
y la indulgencia,
basta solo para el saldo de la mora,
por los días perdidos y las horas
dedicadas al errático escrutinio
de salvar el sino loco
en la memoria

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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2 comentarios:

  1. De tono más gris que el que toca, cuarzo puro, estrella rutilante, no hay letra vana ni faltan ojos expectantes, son los trabajos de la gloria que espera abandones de una vez por todas, aquellos lugares en que encallado pernoctas en la memoria, espera que te levantes y salgas a crear nuevos recuerdos, esos importantes, los que te llevarán a ser lo que debes, el mejor poeta del siglo que se duerme entredudando si será mejor y luchando consigo mismo, no sé cual es el camino pero si que siempre voy contigo, si vale eso de algo, besos Jose.

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    1. Como te reconozco cuando acudes, a darme aliento con tu propia boca, tu que eres sabia en construir caminos para que las palabras hallen ríos en el agua sosa, que bien me siento cuando clara me interpretas y cumples el ritual de las saetas, hacer de flechas en el alma ya indolora...Cuánto nos falta, ése que hará de fundamento a los otros momentos, se ha parido ya en un borde antiguo de queridas horas...Gracias mil, querida Carmen, por venir al mi hogar...

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