miércoles, 30 de marzo de 2011

HAMBRES DE PIEL, QUE ATRÁS QUEDARON / Poesía de José I. Restrepo



ALLÍ, ALGO MÁS ALTA…




Tienen la misma madera
y la manía de quedarse abiertas,
para que el viento de tormenta entre en la casa,
sin que sea invitado,
como un gato
maullando por recuerdos lácteos
y palabras tiernas,
que hace años no escucha…

Tiene el vicio de oír serenatas
bajo miles de estrellas que hoy no duermen,
y con luna se vuelve como loca,
mirando sin tener que hacerlo
dentro y fuera de la casa como hoy,
que cantó su quejido un saltamontes,
en una lengua extraña,
ella lo abanicaba,
ya sabía que cosa cantaba…

Tiene forma de puerta
pero está más arriba, algo más alta,
le he dicho que si vienes
y me hallo dormido en lo profundo,
te musite suave
que no derribes la aldaba,
que entres despacio a través de la madera,
justo así hicieron ayer como por magia
las hadas de mi bosque
por las cerradas ventanas…



URGENCIA SALINA





Llegar al muelle tarde,
una semana de frío,
casetas de venteros cerradas,
desiertas las calles, pero no,
es la tristeza,
simplemente,
vertical como plomada nueva,
¿La realidad?
Hay calor,
es un día de verano fulgurante,
los rostros por docenas ríen,
las faldas danzan al compás del viento,
ventanas y puertas testimonian
de par en par abiertas
que el clima está de fiesta…

Y entonces,
a qué esta sutil melancolía,
este interior silencioso,
esta nostalgia en apariencia sin motivo,
sino la certidumbre del dolor de un desgajo,
rompimiento de rama,
cruel esguince,
mi voz como tornado,
como tren sin destino,
como barco
que se ha hecho a la mar cuasi errabundo,
y ese muelle de su oído solitario,
con la esperanza por mi voz tan viva,
en un banco a la espera
de algún canto que le haga,
un canto ojicerrado de una sola palabra,
medianera, tranquila,
y yo eligiendo llegar muy tarde al muelle,
una semana de frío allí en tus ojos,
impacientes ayer,
hoy vestidos de insondable tristeza…


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©


sábado, 26 de marzo de 2011

ELEGÍAS DE SASTRE QUE AUN CELA ESTRELLAS… / Poesías de J. I. Restrepo

REGRESOS

rinoceronte

Llegan, después de todo
las creídas perdidas noticias
otrora sostén de los días de tedio infinito
y de las noches de alegría
que se imaginaban ser verdad
en los castillos ateos de mi mente…
Envueltas, enjaezadas,
con rutilos propios de las joyas,
llegan sin aviso,
terminadas las viandas y las sobras,
en los corrales,
entre cerdos y cabras,
pasada la emoción de las fiestas
entreverado el recuerdo de las risas
y los alegres toqueteos
tras las falsas paredes que sin duda escuchan,
perdido el regocijo vano
entre los verdaderos quehaceres,
llegan, después de todo las noticias
pensadas como objeto de extravío,
prendas de olvido,
palomas desprendidas de diluvio
y tengo que ornar las bienvenidas,
lavar a punta de lágrimas
los ya descoloridos cortinajes
de este viejo escenario…
Populi vox,
que me abracen,
que de fluir eximan a mi sangre
y separen mi cabeza de mi tronco
y que sea extinto mi fuego entre maduro
y lisonjero bautisterio,
que no quede otra alternativa
mas que darles vida y lo que aguante,
vértigo,
sangre,
servirles aún de chimenea
si vienen hechas de leña
y traen ganas de arder,
esas crecidas noticias
que creímos muertas.
de silencio muertas,
mudas y muertas.


LUGARES SIN MAR

estación otoño

Pequeñas estaciones que olvidan su afán
el día del arribo del tren elemental,
salió hace mucho ya del calendario…
Las alstroemerias como flores de la mesa,
colores para hilar conversación
mientras se pide pásame la sal
o dame por favor más salsa,
crecen en completo desorden
tapando sin querer la carrilera…

Pequeñas estaciones,
os parecéis a personas que conozco,
con virtudes excelsas escondidas
bajo la tela de cubrir los ojos,
seguramente dormidas aguardando
a que un tardío silencio las despierte…

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©

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jueves, 24 de marzo de 2011

COMO SILENCIO ENTRE PALABRAS AUSENTES / Poesía de J. I. Restrepo


A LA MUSA ETERNA

çç``

Desde ese verde gravoso
como el rumor pequeño del bosque,
cualquier tarde casi noche
en los días previos al otoño,
sin ruidos que causen extrañeza
o aullidos austeros,
sólo el viento y su danza entre las hojas,
que se semeja a tu voz amiga,
o mis oídos que añoran el mar,
el mar,
el aire salino de sus horas,
la misteriosa quietud que se mueve
y el canto que ha tejido el viento…
(Tus ojos ven mi alma no sé cómo)

Pero tienen normas los días
- comenzar, acabar,
gastarse bajo el viaje de las nubes -
sin que digan nada,
aproximarte a los destellos del miedo,
al foso sin fondo de los siglos
ciertamente intraducibles,
al lleno fardo de preguntas
que no interrogan nada ni a nadie,
que podrían quemarse entre el fuego,
y entonces tu voz cambia, 
lo entiendo,
también amo a mi musa perdida,
su ausencia por milagro me recuerda
que no puedo más que andar
por estas floridas cercanías,
no importa este canto de temores
conteniéndose en ojos y gargantas
para que nadie vea,
a la niña que pese a todo sobrevive,
escondida en la crecida platanera
silbándole a los grillos
que hoy tampoco consiguieron pareja…


TÁCITO, EXPLÍCITO

´çç``

La hoja en blanco, 
 como la diana
concéntricamente esperanzada,
ha aguardado tanto pero no sabe qué,
ni de quién,
no sabe dónde,
ignoraba que era yo
desde un principio
y alguna vez predijo,
- hasta aquí no llegará, pero falló -

Ni que decir, el tema no es el mismo
aunque de tácito la nombre nuevamente,
de tácito,
de explícito,
ella viene acompañando, yo la sigo,
mis gastos se los sabe
de mí ella sabe qué detesta,
yo sé lo que de ella me desnutre,
si no pongo cuidado me atormenta,
aprendiendo a disparar momentos de amor
con mejor puntería cada vez
y más lejos si ello se precisa,
como si hubiera dado 20 vueltas
con los ojos vendados…
Ya la hoja aprehensiva no me observa,
en todo caso quería nombrarte de algún modo
antes de acertar cerrar los ojos,
no te puedo abrazar,
acaso esta noche me funciones la magia
de buscarte tácitamente
y en mi sueño hallarte
meridiana
diáfana
elocuente…

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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miércoles, 23 de marzo de 2011

CICATRICES POR QUEDARSE O POR IRSE / Poesía de José I. Restrepo


CADA TESTIGO

^`''

De ese ángel guarecido
cuyas mojadas alas tiritan
malamente cubriendo
el cuerpo escasamente musculado,
habla mi sombra esta noche como otras
en que algún viento frío sin nombre,
de folios de olvido recuperan
sus ojos visionarios,
robinsones de cielos sin límites,
los estragos de tierras sin bautizo
hacen nido en sus iris
y la guerra despierta entre sus pies
y en el alba veteada de sus manos,
donde sueños escondidos hace siglos
violentan doncellas de ébano,
mientras tu vas poniendo tu heredad soleada
- latitud de quimeras montadas
en el anca grácil de una estrella -
a la orden de mi alado deseo
cuyas ansias libertarias han vestido repentinas galas
cuando llegaste aquí guiada simplemente
por el roce que en ellas se cantó
al paso firme de un viento vespertino.


ELOCUENTE  I

VEREDA

Entre la ruinas,
los ruidos ancestrales del frío
llaman a otros por mi nombre,
llenan los agujeros de los árboles,
sus troncos de piedra,
y no saben que que mis oídos todavía
aquí donde nadie mora sólo entienden tu canto,
tu sencillo convocarme hacia la llama
que desde el solo deseo se abre paso…

Hace horas
vadeo otros espejismos memorables,
el pasado como los gases nobles
provoca a veces variadas reacciones
y puedo padecer inmoderados
estremecimientos ancestrales,
el vértigo no bien olvidado
en el vientre del marino no tan joven,
pero al llegar
en las orillas del viento
veo que enrolla los bucles de tu pelo,
que están allí como huellas…
Entonces se evaporan los vestigios
y ya no hay pasados probables,
en las ruinas el silencio extiende su barniz,
sin prisa,
mientras unos miedos cojos
en alguna de estas puertas hacen de soldados,
cuidando, sin saber que esperan
mi voz de mando para marcharse de allí…

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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domingo, 20 de marzo de 2011

ACARICIAR EL AGUA, REMEMORAR LA BRISA… / Poesía de José I. Restrepo


TUVE DEDOS DE AZÚCAR ESTA NOCHE OSCURA

azucar

Callada fuente
de la oscuridad naciendo callada,
vertiente de plena omnipresencia,
que el profundo negro iluminas en la noche,
cómo puedes andar entre mis dedos
- testigos mudos de mi sapiencia
y de mi olvido -
como hábil tejedora ciega,
hablándome en caricias que se arropan
en los castaños cabellos de esta musa,
en su cabeza inquieta,
en la frente que arruga su rostro
cuando busca y no encuentra,
cuando encuentra y no entiende…
Manantial silencioso
brotando cauteloso de mi ser,
que de mi sed ella quiere si está plena,
mis manos que la ciñen son como alas
volando hacia un nuevo bautizo,
y hoy nombran la ternura
por mi saliva siendo humedecidos,
gen de magia que vuela,
manantial que apacienta la vida
donde ella ha menguado,
allí donde los mapas infecundos
en rutas de hábito y ruina
que hace tanto oscurecen mi paso…

Como las guerras marchitas
que todo claro convierten en oscuro,
vienen las cercanías que no hablan,
las palabras repetidas que no enseñan,
el rostro escondido silenciado de miedo…
Quién es el otro,
a qué su largo viaje,
dónde busca la gloria,
qué teme perder que entonces roba,
son estos días egregia presentada
que no has dicho tu nombre
ni tu razón de verme con tu tierna mirada,
cuando somos manantial sin tener sed,
en el camino olvidado cantimploras,
alimento y sombra en el fugaz descanso,
estos días mujer
que esperábamos,
bajo la fronda de dos distintos árboles
en dos bosques distantes,
pero en un solo pecho
latiendo almibarados…


SIMILITUD

````

Viejo quitasol con rotos
por donde emergen hebras de sal,
y cuando llueve
delgados torrentes instituyen
dibujos de plata que chorrea,
a la brava pero tiernamente,
te me pareces sin duda en estos días
pues soy pedido y necesario
en donde mi deseo nada solicita,
más allá o más acá hago una sombra,
la busco en lugares indivisos,
donde es pávido y jugoso el diario ayuno…
Tan sólo con llegar se manifiestan
un montón de indeseables mansos
que en virtud de su magia o yo no sé,
tuvieron como yo la misma idea…
Viejo quitasol,
tu futuro es incierto nada claro, 
tu labor es escasa y desdeñada,
donde quisieras ir no se te llama,
pero te buscan para hacer de santo cristo,
apelmazado entre culpas y estertores
sin mínimo remedio ni sentido…

Niños y aves se toman la osadía
de elegías escribir bajo tu amparo,
danzas paganas,
desaires unos a otros airados
dulces tirados en la acera,
sueños de coros ya sin rumbo
que enmudecieron tarde
al entender que allí llovía
hacia tiempo por su causa…


JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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miércoles, 16 de marzo de 2011

DICHO AL SOL CON LA PIEL ENROJECIDA / Poesía de José I. Restrepo

VACILACIONES


Ser mariscal o ser bufón,
 reclamación sin norte si más temprano has sido
contra tu suerte planeada
en movimiento silencioso o vocinglero,
despedido sin pena de la corte...
Si, 
continente o península,
respetable o difuso,
de nada vale el pasado 
o el pensamiento hoy desdibujado
sobre coloridos futuribles
si todo lo que abajo sostenía
lo encuentras a tus pies,
sin postura ni forma,
enclavado sin clavos,
ordenado sin orden,
a tu olvido dispuesto,
para que sea tu nombre o tu dilema
el que ponga sobre eso un buen principio,
y disponga los olvidos necesarios
para poder continuar tu acto de simpleza o baronía
en otro reino sin rey que te proteja,
del cual ser un bufón
traiga menos que hoy
ni un gramo de pan perdido
para los pájaros sueltos
en otro estimado afán u otro olvido... 


ROMERÍA DE DIOSES SIN CREDO


De la secreta avaricia que escuchaba rezos
y los enviaba por alas encendidas
hacia sus marmóreos portales,
donde afiliados y tercos
recibían el dramático sustento
de manos cancerosas pero amigas,
no queda nada hoy o casi nada,
pues el caído pertrecho de lo fatuo 
colinda con el discurso acartonado
que nombraba a Dios por todas partes,
sin encender en los fieles el discurso
del sereno amor por el misterio
y el fecundo drama enajenado de vivir sin querer
ha hecho mella en los sepulcros dañados
que no admiten tanto muerto vivo,
que no sabe de morir pero tampoco 
de buscar acto a acto el paraíso...

Entre piedras de barroca geografía,
se esconden hoy esos dioses silenciosos,
y de filas de fieles sin creencia
toman distancia con horror y dolo,
llega la noche y el frío los acosa,
-quien lo dijera-
los dioses a si mismos 
el más mínimo gesto de amor cobran sin pena,
de sus gracias avaras del pasado poco queda,
porque así pasa con todos los inventos
que fundan su verdad en cosas falsas:
la noche llega y cae el fundamento
sobre los pies del que ha quedado preso,
a aquellos elegidos por amor
que siempre fueron fatuo monasterio
dispuestos al pesado sacrificio
de morir por lo amado,
aunque bien no entendieran ellos mismos
de que lugar proviene aquel misterio
que convirtió la verdad en ornamento
y el deseo de saber en fe 
que vale solamente cuatro pesos...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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lunes, 14 de marzo de 2011

HABLANDO CON FANTASMAS… / Poesía de José I. Restrepo

ACLARACIONES

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Dardo que vienes a golpear los días que se acaban
pintado del color sin esperanza,
regido en tu dilecta dirección
por mano con escasa puntería,
¿quién te envía?
Desliz del tiempo que bajas las escalas sin cuidado,
envuelto  en búsquedas  sin fe,
paso a paso esculcándote
entre el profundo sopor
y la carcoma del silencio,
no me  busques aquí,
que soy la alforja pegada a tu espalda,
el antifaz que ya no sueles ponerte
para ocultar la insidiosa avaricia tallada en tu rostro,
no me busques delante
en los sitios que en el día te dicen yo pernocto,
porque yo mudo de nombres
y la luz que ilumina el camino
la llevan dentro mis pasos,
pimpinelas de amanecer que siguen a una dama,
guardiana de dagas y rosales salvajes de Maguncia,
a que ocuparse de ti,
dardo timador del tiempo,
si no son los segundos y su paso hoy mi queja,
de los años que he vivido ya soy dueño
y el resto de mi vida
apenas comienza en la sonrisa de ella…


PRIMER ESTRIBILLO…EL ÚLTIMO

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Hay visionarios perdidos, yo soy uno…
Entrevisto el mar desde una cueva en la playa,
dudas sobre el azul,
internas murmuraciones,
hacen del viaje una misión nunca iniciada,
un sueño solamente,
una frustración que apenas está siendo preparada…
Pero mi paladar lleva tatuado el sabor del mar
y el inquieto volador hollar del viento aun hiere mis cornetes,
me sorprende respirar y no enviar sangre de vuelta…
Corta batalla, los años transcurridos
oyéndome a mi mismo suplicar
por la magia mía hacer sobre otras tierras y gentes,
mientras marcan las tardes de sol
la frente tasajeada,
mis pupilas en celo repentina  y dulcemente
semejan ser segundos,
instantes de lucha apenas insalvables,
perdidos en el tiempo,
y entonces mis pies corren,
mis pies vuelan,
y antes de marcar rutas de nuevo
y mapas desdoblar bajo una vela,
no aguanto la descarga de certezas,
estas voces de caos que a los gritos me alcanzan,
repitiendo canciones de muy mala manera
yacentes en los campos secos del pasado,
repitiendo lo ancho del tiempo transcurrido
en lo largo del tiempo que mal se ha gastado,
otra vez elocuente ese vivo concepto
acerca de la cruel  y bienvenida
vital y no sentida finitud alcohólica de todo…
Qué me voy a calzar si mis pies ya han crecido
y para qué vestirme si las ropas están vueltas andrajos,
ya sólo queda el viaje, me repiten,
y ese azul que es real,
el color que siempre preferiste,
si puede sostener un bote pero no si lo cargas de sueños,
amigo,
me repiten, me repite,
me repiten…


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sábado, 12 de marzo de 2011

HUELLAS EN LA PIEL, CON TU NOMBRE…/ Poesía de J.I. Restrepo

DOLORES CAMINO

` .

Tener que recorrer ese largo, bucólico camino,
henchido de piedras grises sin huella,
por el que no anda tu migrado paso,
en el que no se escucha tu voz vistiendo un eco,
cascada cantarina que por todo ríe…
Paso tras paso, de comienzo a fin tragarme
ese angosto y cien veces maldito camino
en el que incluso implorando,
no hallaré tu amable compañía,
por más que inhale no obtendré tu aroma,
aunque bien mire
acá, allá, más lejos,
ni un tris de tu imagen
tendré por milagro en mis pupilas,
que pena absoluta, amor,
este camino que empieza
donde tan solo sigo mis huellas…


TODO EN MI PIEL

beso

Algo en mi piel tostada
recuerda el verde fresco de la hierba,
el aire acalorado y quieto,
la cordillera vencida
buscando sin remedio la playa…
Algo,
mi mirada sinuosa lo sabe,
instante tras instante te nombra,
aunque me haya lavado tu perfume
en los cincuenta aguaceros de este valle,
tan lejos de ti,
el tejido de dalias que en las noches tejiste,
sobre el manto quemado de mi piel antes pálida,
no ha querido secarse, reverdece,
a tu espera…
Es de noche,
mora aquí el silencio incuestionable
mientras extiendo este canto
que mañana tendrá música de alas y batir de sueños…
Mañana cuando tu voz lata de nuevo
en mi pecho abierto…

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jueves, 10 de marzo de 2011

Y TENGO TODO DE VOS Y VOS DE MI.../ MI INVITADA DE ALMA, CARMEN SORIANO


Con tu apellido en mi sino
(a J. I. Restrepo)



El inmigrante selenita que vivía asilado
entre mi gris y mi lado izquierdo
guardó con afán de buen cartero
dos mil cartas y once poemas
que no fueron nunca entregados
por esta atópica anacronía mía
pues con cierto el remite no había
cierto destinatario ni señas, acaso
sólo intuidos por la mágica pluma que escribía
desde su propio tiempo, el de nadie,
y como ocurriera un día con sus azules…
reconoció desde la luna el retornado,
allí mismo donde dieron mis ojos con tu apellido,
el claro destinatario de tanto escrito…
Como retirado que era el buen cartero
me dejó a cargo el fajo con un beso,
en semejante empresa desde entonces
de hacer la entrega de tanta letra
junto a cada una un pedazo…
sin haber muerto, resucito
sin buscar, encuentro y sin saber cómo
ni en qué momento ha sucedido
se unen destinatario y destino
como un mismo todo, con el mismo apellido,
mientras sonríen el cartero y la Luna
y yo… sonrío con ellos pues tardía pero con fortuna
sin acuse de recibo ni tasas pendientes
se hace la entrega debida y oportuna.

CARMEN SORIANO
Todos los derechos reservados

martes, 8 de marzo de 2011

UN DESTELLO VENCIDO DE LA GUERRA / Poesía de José Ignacio Restrepo


VENDIMIA

pluma azul

Más de diez, cuento,
pájaros, nubes azules, heliotropos en pleno cortejo,
monaguillos saliendo por la puerta grande, a la lluvia,
libres por fin de tristes homilías,
cuento diez poemas
hijos ilegítimos del gozo,
cuento hasta diez en números romanos
y también los últimos diez sueños
que quedaron dormidos
habitando gaseosas tardes frías
de años dejados al pasado,
y me demoro contando de diez en diez,
flores, grutas, pinos,
rayas amarillas
perfectamente trazadas en la vía,
me tardo pero en últimas
me pierdes antes de seguir al once,
me enardeces, te me vuelves aire,
te conviertes en el frío extranjero de la noche,
y me olvido de contar,
hacia adelante, hacia atrás,
y cuento entonces guiños escondidos,
de tus ojos del color de miel oscura,
esos ojos que profesan
una romántica fe en lo que está vivo,
en lo que puede seguir estando vivo,
cuento los guiños, los aprendo de memoria,
los ato con cordones fantasiosos
que saco de agujero en agujero
de zapatos color de las victorias
que no dejaron gente derrotada
y su huella quedó por todas partes,
y apenas traen la tierra corajuda,
última tierra parda de batalla conseguida…
Y me miro las uñas,
que de la una a la otra se la extraen,,
esa gozosa postrera tierra parda
e inicio una romería con mi cuento,
juntura de golpes de aldabón
contra puertas generosamente abiertas,
en casas habitadas por el viento,
piezas dejadas, rincones que ya nadie puebla,
tierras sin dueño, vientos cansados
que nadie silba con canciones viejas,
y sólo entonces me miro en tus ojos
otra vez,
para olvidar lo poco que hay aquí,
la carga diminuta que me llevo,
mientras despliego al viento mis alas,
pluma por pluma tatuadas con tu nombre…

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miércoles, 2 de marzo de 2011

DE HEROINAS Y HEROES…/ Poesía de J.I. Restrepo

MEDIOEVO…

7

Calla, déjate mirar del viento,
ya la lluvia conoce tu cuerpo
y sólo he de contarle a las estrellas
cómo es que sonríes,
cuál es el color de tu enigma
y las últimas noticias
de la intensa cronología de tus veinte años,
de los cuales solo instantes
he compartido…
Canta, ahora todo gira en  torno tuyo,
todo guarda sutil compostura
y parece pedir que entretejas
en tonos tranquilos una tibia sonata,
que nos cuente tu larga aventura,
de héroe s y hadas…
Y entre tanto
no te asomes a mis ojos…
Temo que halles en ellos el fondo,
y descubras que pasan calladas
las imágenes de antiguas historias,
en que asida fuertemente de la magia
una dulce heroína me libera
con su flauta en la boca
ensayando tu misma tonada…


LAS PROPIAS VOCES

.'

Igual que el dulce mecimiento
de los telares en manos artesanas
o el incógnito volar de la libélula
sostenida ante la flor del cacto,
el paso de los dioses deja oír su murmullo
por entre los pasillos
y como de ubres llenas,
su leve goteo no cesa…
Temo cerrar los ojos
y solo escuchar ese suave ritmo en mi cabeza,
porque mis horas de niño
vendrían hacia mi desde el pasado:
imágenes de monstruoso gigantismo,
que al ser yo sorprendido
vendrían a reprender mis faltas,
inmensos griteríos negros
entre fuegos rojos y azulgranas,
donde desnudos hombres
sufren hórridos castigos…
Allende,
el salino aire no teme invadirlo todo,
llenarlo todo,
oxidarlo todo,
y este recinto parece de cobre
hasta en los ecos que amueblan los aposentos…
He descorrido en mi interior los harapientos despojos
de muertas y sepultas deidades paternas,
para dejar espacio
a estos que ya viven
en mi mente de hielo…

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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