lunes, 25 de octubre de 2010

LA POESÍA, SEMILLA Y ALIMENTO / Escritos por José Ignacio Restrepo





EX – LIBRIS


Sin embargo, lo que el albur desteje
en quebrantado amago vespertino,
no es más que otro mensaje elusivo,
sagaz,
para expandir su herencia entre tus iris
o tus marcadas yemas,
que ahora tienes mojadas por vino.
Esto, que llamamos destino,
tiene su origen no sé dónde,
pero,
dijo cualquiera (y yo oí, y me gusta)
que parece provenir de un flirteo pagano e imprevisto
entre seis supervivientes de un ejército de ásteres
que vagaban sin rumbo,
y una estrella caída,
gastada su luz de volar contra el viento,
infecunda, maltrecha, loca...
Eso que decimos, al nombrar al destino,
suele ser una idea segada con hoz de hierro
por triste verdugo,
cualquier tarde, ya noche.
No es más que una invocación
que ha rodado imperturbada entre los siglos
y llega hasta aquí, en este segundo,
como albor no abrevado
que se meciera entre el rutilo y la lágrima.



ODA A LOS HEREDEROS






Que en sus frentes aumenta el sudor
mientras sus palas diezman los escombros
nadie a esta hora puede verlo...
Sobre el grueso cable
tres pequeños cantores hablan veranos
y un nuevo amanecer rompe en colores.
Que unas horas después
es un río de gentes
las que pasan por el sitio,
niños que ríen,
mujeres con la bolsa de la compra,
hombres con cientos de problemas
en el bolsillo, en la testa,
autos...
Y ya no hay ni sombra del escombro
la calle está limpia.
Con su impronta sencilla
no parecen hablar los prados cortos,
ni los vidrios que fulgen o los tensos cables de los postes
que energía transportan, o conversaciones,
o llamadas de socorro.
Más allá una mujer vocea su fruta
y el calor hará el resto...
Un paisaje invisible
aquí, allá,
esparcidos cual pródiga semilla
los herederos del antiguo paraíso
como buscando redención
trabajan.



EL CIRCO






De extrañezas está hecha la vida,
las preguntas ¿Dónde está?¿Cuándo se fue?
encabezan el monólogo de hoy
y llenan el aire tibio o frío de comienzos del día.
El aire tibio o frío, las preguntas,
la que era mi amiga,
el lugar de las abiertas puertas,
la bella copla que cantábamos a dúo,
todo eso buscándose con pasos frágiles
entre la obligatoria oscuridad
y el voluntario permiso de olvido...
De extrañeza en extrañeza
se establece este curso,
no por la ciencia de los astros
o por el rezo adecuado en el momento justo,
al virar nuestro gesto
la tormenta ya se marcha entre las nubes
y los que andaban por aquí
se fueron,
con prisa,
llegaría el circo... eso.





INSOMNIO




En quien pensar, muerte, de noche,
cuando el sueño emprendió marcha
lejos de mi mente en guerra
que no quiere descansar ni al cerrar los ojos,
ni al juntar los ojos
o las paredes enmuradas del alma...
En que pensar, a que lado enviar una carta
que en su sobre no lleve destino
y esté teñida su letra
de la ausencia vieja, recurrente
que no cuenta jamás problema alguno,
o preocupación consecuente y entendible,
sino que relata entre ires y venires
el vacío perenne del sin rumbo,
la dirección perdida, ausente,
de una brújula mala...
En quien sino en ti,
la de los últimos gratos recuerdos,
la de la piel moteada de trinos,
la que acaso me lleva ventaja
y seguro investida de otro amor,
en este sesgo de la noche, duerme.




DESDE ALGÚN LUGAR SIN NOMBRE


Plegarias del corazón,
hechas de noche...
en ausencia de la luz las palabras brotan,
con brillo en sus riberas pueden escucharse,
y algo más que yo y mi silencio grávido,
habita este cuarto de oscuras penumbras:
la vaga melodía sincera sus acordes
buscando sin hallar
una suave corriente
sobre la cual moverse,
 sin los esfuerzos del día
que en su cuerpo han esculpido
fiel fatiga...

Divago un poco 
sobre la distancia entre la fatiga y el cansancio;
la primera es femenina, mujer,
puede asociarse a labores muy precisas,
limpiar las palabras firmemente
para que acontezcan diálogos proclives
al asunto en cuestión
cualesquiera que fuese...
Limpiar las yemas de los dedos que oran, 
ante camándulas bruñidas de deseo
por que cambios benéficos acudan
y en el bien se aposenten
porque ir a limpiar mas cautamente
los calvarios angostos de la historia
es tornar sus cuerpos de deseo
a cuerpos dolientes...
Tareas femeninas digo,
como enseñar,
o dar del pecho a cien infantes,
de orfanato habitantes
o a mil niños con nombre y apellido
cuyos padres aun viven pero ignoran 
todo cuanto cabe saber de sus hijos nacidos...

La segunda habla de la guerra,
vivir sin fe y matarse en el intento,
sembrar el campo yerto
que hace tiempo mata las semillas,
poblar las mentes nuevas de senderos
día tras día,
a sabiendas de lo inútil que es hacerlo,
pues son leña de hoguera,
para horas de crisis combustible,
aunque tengan madres 
y llamen a sus miradas predilectas,
cansancio, firmas taciturnas, notarios,
hombres que defienden suelos
con armas antiguas, a caballo,
mientras aviones que no se ven y no se oyen
calientan el sur y el norte 
con paso gobernante en sus motores.

Plegaria del corazón
y de las manos,
busco un ángel que hable bien el español,
y en el techo de mi cuarto, como siempre,
lo encuentro danzando, 
no le hablo, él ya sabe mi pedido,
si le digo que te llegue suave,
que tu cuerpo cansado a esta hora ya debe estar dormido,
de este lado hundido de la cama
para hacerse que duerme conmigo,
ve allá pero no la despiertes,
solo aleja los sueños oscuros,
los que no la alienten,
aquellos que la privan del descanso,
y tráeme noticias ciertas
que alejen algo mi próxima plegaria...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright ©



viernes, 22 de octubre de 2010

PIELES DE ZAPA Y OQUEDADES ROSA / POEMAS DE JOSÉ IGNACIO RESTREPO

ELEGÍA DEL ESTUPOR


Los mapas de escondidos laberintos
se desharinan, jugando a esclarecerse...
Entre las mórbidas yemas de tu risa
y al calor de tus ojos,
el tejido sin color de la mordaza de los inútiles recuerdos
se deshace,
y como sombra a la zaga, en retaguardia,
los soldados sin bandera del tiempo
con tu música bailan,
sin revelar su mudo estupor
por ver que mis labios sobre tu cuerpo
oran.
Mañana
una región sin nombre florecerá de tulipanes.
Allí iremos, tu y yo,
tomados de las almas en las manos
a ofrecer un nuevo sacrificio sin aquiescentes verdugos
que contra el amor enunciarían salterios,
mientras mutilan sus propios ojos...
Allí iremos, pasados de frondosos, ilesos de marcas,
como velas al viento, curtidos.
Y al volver
algún sitio de renovado aire
tomaremos entonces por asalto,
confundiendo nuestros pechos con globos coloridos
y sin más abriremos nuestras alas,
tu y yo,
ya no seremos transeúntes esquivando la vida,
saltando de un andén a otro
para probar que algún día volamos.




PRIMERA PREGUNTA


La vista acuosa de las siete
que viene de mirar un sueño,
hace diez segundos no temía el final,
el golpe del ocioso piano,
que ignorándose como,
raudamente descendía desde el onceavo piso,
por un marido demente proyectado
que no encontró a su mujer, como esperaba,
echada sobre la piel de otro sujeto.
¿Cómo ajustar una causa de divorcio?
Los ojos acuosos
que hace veinte segundos solamente
vieron la grieta negra en piano blanco
cayendo sobre el tabique nasal de quien escribe,
se abren inmensamente,
enormemente,
presos sin parpadear de la tablilla,
todo el techo me pregunta
a que joda abro el ojo tan temprano
si el domingo es día de reposo.



NOTA SIN REMITE


Pequeño bribón
te estás engalanando para antier,
para ser feliz sin socorristas
justo a las cuatro pasadas del albor
de pasado mañana,
te estás enderezando el corbatín
pero ya estás dispuesto a asesinar
una por una
las cuarenta y ocho horas que distancian
a tu mano del perfume de la suya,
bribón, enamorado corazón,
ya no sabes que hacer con tus latidos,
ponle a eso remedio,
a tu edad tienen riesgo esas cabriolas.
Sin embargo,
de buena fuente sé que esto que digo
la voz quejosa, el disgusto, la querella
en el tono acosado que me sale
brota así por la plata de mis sienes.
Y los huesos que se mueren de la envidia,
porque a causa de ella
estás latiendo.




DETALLE


La fronda rumorosa canta
los versos que miden las distancias
tomados de las manos,
las sombras sin poder juntar
las soledades,
sus siluetas penumbrosas...
La fronda vive,
el viento ronroneante la recorre
y no puede moverse
pero palpita cada instante de la vida
y respira este aire que también yo respiro.
Gemelas soledades,
distintas, húmedas,
la de los árboles plantada sin poder viajar
aunque corra la vida en sus raíces,
y la mía sin nombre, soledad como cuenco de agua
que se sabe de manantial distante,
eco de murmullo
en el recipiente del muerto caracol,
atado por magia perfecta al oscuro pasillo de mi oído,
que solo allí halla su voz
perfecta, cantarina, eterna.



QUERENCIAS


Te quisiera aquí esta noche, toda,
llenando mi cama,
que a veces me atrapa con sus quejas,
inesperadamente...
Extendida te quisiera,
toda tu piel sitiándome,
y poder gastarme algunas horas
describiendo su mágico color
mientras todo lo demás se desvanece,
y yo lo dejo disipar
para que torne cuando no estés aquí.
Mirándome desnudo, te quisiera,
ansias de ser descubierto por tu boca
que me toma por mapa,
inundando tus pardos ojos de mi imagen,
pidiendo que te llene de luz...
Te quisiera,
te quiero robándome este frío,
quemándolo allí donde toda tú hierves despacio,
donde la espera modula entre jardines
canciones del mar
que antes estuvo.




TEJIDO DE LABIOS


Entrevista por los rayos vespertinos
de un sol que está hecho de deseos
en los que inconscientes y extraviados danzan
mensajes de polvo,
te mueves sin moverte en el telar,
toda tú vuelta brazos sudorosos
moteada desnudez sin aspavientos,
fruta madura para sed insatisfecha...
Acaso intentas apresar en el tejido,
nudo con nudo, hilo contra hilo,
una aguda ficción ayer perdida,
que la boca del mancebo amado
con precisión dibujara entre pasiones,
en ese breve sitio
del cual el sol hasta hoy
no sabe nada.



JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright © Derechos Registrados

miércoles, 20 de octubre de 2010

COMO SALTO DE FUNÁMBULO EN AMADA CORNISA / BELLA VISITA DE VIENTO SERENA...

UNA RETÓRICA PERSISTENTE



Donde estabas
¿Donde estabas?
Cuando el frío traspasaba mis huesos Cuando las gaviotas volaban en circulo sobre mi entumecido cuerpo
¿Donde te escondías de mi mirada Cuando perdida vagaba por las riberas de la desilusión
Tratando de meterme en la cama con la felicidad para entregarme en los brazos de la consabida verdad
Solo por amor?
O en los brazos del amor
En aras de la buscada verdad
¿Donde estabas?

En donde, mientras daba voces nocturnas en las calles de la desesperación?
Cuando la soledad era mi mejor amiga
Y la angustia
La primera voz de mi única canción
Desorden y desolación decidían ser quienes me rasgaran la medula
Yo insistía en encontrar donde no sabia el respiro de tu blanca alma
Para poder naufragar en ti
Mis barca roída y ultrajada

No te conocía cuando de mi elixir te escondías
Pero segura como de la muerte misma
Que al despuntar tu alborada en mis brisas
Resurgiría vida en mis manos aun sin sonrisas ni cuartillas
Es por lo que sale de mi vientre la pregunta insistente
No es una queja
No te preocupes vida mía
Es solo una retórica prominente
¿Donde estabas cuando solo en mi pecho se escondían unos versos que elogiaban a la muerte?
¿Por que cuando mis mieles necesitaban de tus dientes
En el espacio te convertiste en éter?
¿A caso en esos tropiezos pensaste que estaba sentada bajo la sombra de la nostalgia esperando que pagaras por mi esencia el rescate?

¡Maldigo la hora en la que el destino retrasó la llegada de tu fragancia a mi alborada
Alargando mis llantos y torturas a la distancia manchada!
¡Maldigo al destino y escupo en sus suspiros pues en otros valles recostaste tu rostro mientras los míos fueron desiertos golpeados por mounstruosos estruendos!
¡Maldita sea la hora en la que nos separaron los destiempos del infernal invierno!

Ahora...
A mi lado recuestas tu costado
Mis carnes descansan tranquilas
Mi dignidad por fin ha encontrado su bendición divina
Escribes en mi vientre los verbos perennes con los que conjugo mis pasiones y quereres
Encriptaste la palabra amor en mis membranas y sienes
Haciendo de mis vientos tus huracanes
Y de mis humedales
Tu trono entre los volcanes

Desespere en la espera
Deserté de las quimeras
Difuminé mis sombras en tus lumbreras
Le recriminé a los ciegos por tus ausencias en mi pretérito
Mas hoy
Te absuelvo de mis angustias mustias
Te levanto altar de acero en las alturas
Has borrado mis dolores
Has limpiado mi cuerpo, alma y conciencia
Me muestras cada día
Cada madrugada
Cada noche
Del amor
Todos sus significados
Olores
Sabores
Canciones
Del amor me enseñas todos los colores

Aun así
En mi perfecta imperfección humana le reclamo al injusto destino manco...
¿Donde estaba mientras por el sin conocerle me desangraba en mudos llantos?





TIERRA





Madre
La Tierra me llama
Retumba en la tumba de mis montañas
Cuando al paso del oscuro metálico mecánico
Van cayendo al abismo los verdes de mis suspiros trasladados
Abriendo surcos moribundos preparando el sembradío de petróleo, cemento y amargo asfalto 
Carcinogenos perfectos para el ataúd de mis vertiginosos recuerdos perecederos 

Corretjer le canto a la sangre del río vivo
Corrientes que arrastraban sudores y dolores de olvido
Vidas que fluyeron tras las vetas del dorado estiércol prohibitivo 
Matadores de los padres de mis miembros 
Mis cobrizos y amables ancestros 

Hoy
Lloro por las corrientes que fueron dulces o saladas
Pues ya no las trago
Se me estancan como espinas de morfina en la garganta
Narcotizando mis entrañas 
Esterilizando mis membranas 
Son peores que el odio
Pues el odio se siente 
Mas estas aguas las venas 
Lentamente nos arrancan

Madre
La Tierra llora lagrimas escarlata
Cada vez que el matador de pájaros
Agarra el fusil y ataca el volátil arco
No solo para saciar su hambre
Sino por pura competencia absurda 
Vistiendo de vano orgullo las medallas de bronce, oro y plata
A cuestas de unas bellas y delicadas plumas muertas
Donde están pernoctando las mariposas?
A donde han huido las luciérnagas?
Ya en mi jardín no danzan
No se posan mas
Acaso han decidido escapar de los humores insanos de mortandad?
Han desvestido sus alas en vivo sacrificio
Se han marchado al nunca jamás
Y no regresaran 

Madre
Se reduce la Tierra
No hay espacios en el cielo que la contengan
Un boquete hemos hecho en su esfera 
Asesinos de la bóveda celeste
Matadores de los cúmulos, cirros y corrientes serenas
Lluvia de azufre y nitrógeno 
Que alimenta las plantas
Con negro y nauseabundo petróleo
Peces que no respiran
Sufren de crónica fatiga
Se les apaga la vida por el asma suicida

Me rompo por la nostalgia 
Madre, se me desgarra la Tierra
Clama a llantos sufridos
Se retuerce cual serpiente rastrera
Busca un escape para su quimera
Se le esconde la puerta
No, no la ve
No la encuentra
Hemos ocultado las llaves de sus cadenas

El vicio de los vanos suplicios...
Los verdes muertos nos han comprado nuestro buen juicio
Todo por alcanzar una prospera incierta
Nos columpiamos en la hamaca de las promesas demagogas 
Verborrea progresista me produces el vomito cerebral 
Cuando ultrajas la Nina de mis ojos
Mi Tierra
Mi comatosa Madre Tierra
No te lo imploro malparido
Te lo exijo y escupo tu bolsillo 
Progreso de utopias crónicas 
Deja en paz la bendita Tierra mía





BASTARDILLA IRREVERENTE


Irreverencia
Conjuguemos verbos irreverentes
Verbos que difundan verdades completas No medias
Ni terceras
La sordidez de la soberbia profana Aniquila las conciencias mundanas
Un día escriben en azules y violetas Mentiras plagadas de escreta
Empañando las miradas de las tristes musas ajenas
Mutismo de versos inútiles en el pecho
Falacias preñadas de metáforas suburbanas
Prefiero mil veces mil escribir líneas carmesí
Que vivir en las bocas de una envidia tan sucia
Asquerosa y reptil
¡Albricias delirantes!
Léase sarcasmo de ahora en adelante
Profunda cruel y veraz inmundicia
Me sumerjo en las páginas de los textos donde se pierden los secretos
Percatandome
De los sinónimos tuertos
Falso, fingido, forzado, pedante, afligido
¡Que inmundicia tan bella y delirante!
Una por una de ellas son parte de ese viejo y apestoso estante
De quien se canta como un virtuoso de las artes
Y no es solo mas que un triste poema siniestro
¡Pobre Miguel Ángel¡
Han ultrajado sus frisos en el aire
Se han enjuagado la boca rastrera
Con unas cuantas cuartillas asonantes
Sonetos, décimas, cuartetas
Sin gusto ni estandarte
La rabia pestilente y maldita
Destila en esas líneas persefonadas
La sangre coagulada entumece
Esa muerta alma acorralada
Decía conocer los aires del amanecer
De repente...
La fetidez de sus vísceras
No se hizo esperar
Comenzó las mentes débiles a corroer
A marchitar
Mancillar
Es menos que un parasito
Estiércol de ellos es
Bastardilla
Eso soy yo...
Me inflo el pecho a golpes
Pues mi vida
Como sonido de flauta coloratura
En mis pasiones
Sin tapujo alguno doy
Bastardilla si
Con consecuente secuencia
Me arrimo en la sombra de las verdades
No oscurezco ni los templos
Tampoco los bacanales
Respeto las ventanas de los adverbios
Cuido mucho de hablar de algún mal convexo
Pero cuando me remueven los terrenos
Puedo hacer sangrar a cualquier ente
Vivo o muerte
Que ose presentarse sin convite en mis infiernos
Hoy yo
Nada de Serena
Viento de fuego
No me arrepiento de lo que digo
Mucho menos de lo que escribo
Hoy me enfrento una vez mas a ese estúpido invierno vacío
No tiene quien le pinte en azules ni violetas su trastornada existencia
La Amargura le desviste
Cuando muere después del embiste
Cuando le desnudan su destartalada grandeza
Se pierde en las aguas estancadas
Y en vieja y rancia cerveza
Torpeza amarilla
Torpeza plagiada con grandeza
Orgullo vano
Conspicua indecencia
Mas que malicia maligna
Una persistente demencia
Asfixia de grafías
Verborrea eterna
Se engalana con falsa textura
Animal de instinto
No pretendo callar las fauces del silencio
Me levanto en aras de los que amamos y soniamos
Y amamos
Si no pueden soportar estos entuertos
Esfumence de nuestros universos sinceros
Las culpas no se venden ni se compran
No son rameras
Ellas se adhieren a las paredes de sus sombras
Son promiscuas sinceras
Mi esencia
intacta esta
Mi medula
se regodea en dignidad
Las letras
me saben a miel y a sal
¡Cosas de la vida misma!
Mis bastardillas líneas
Nadie las podrá aniquilar
Para terminar estos versos desnudos sin afán
Me importa poco o nada
El divino "que dirán" social
Mucho menos aun
Lo que estos vientos huracanados
Vayan a desarbolar


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